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En Valdocco hizo don Bosco una adquisición,
anhelada mucho tiempo atrás. Se había advertido
muchas veces la conveniencia de comprar el terreno
que rodeaba la casa de la señora Bellezza,
contigua al oratorio festivo 1. Mientras vivió la
dueña no fue posible entablar negociaciones;
muerta ella, los hijos pedían un precio exagerado.
Don Bosco ofrecía setenta mil liras, y ellos
pedían cien mil más. Después comenzaron a bajar
hasta las ciento veinticinco mil. A fuerza de
presionar, se avinieron a las cien mil redondas, y
don Bosco quedó muy satisfecho. La casa podía
servir para usos diversos; pero el espacio servía,
sobre todo, para un nuevo patio que se había hecho
necesario para el recreo del Oratorio festivo y
quedaba todavía un trecho para regular el espacio
destinado a los aprendices. En cuanto al dinero
para el pago, ya hemos visto cómo le sacó del
apuro la generosidad del conde Colle 2. Después de
esta ampliación, el área del Oratorio que, en
1848, apenas medía dos mil doscientos diecinueve
metros cuadrados, llegó en 1884 a los cincuenta y
dos mil treinta y cinco. Nunca se llegará a
bendecir como lo merece la previsión de don Bosco
por enriquecer, como lo hizo, a su Oratorio de
terreno edificable.
1 LEMOYNE, M. B. volumen II, pág. 406 y IV pág.
466 y ss.
2 Véase LEMOYNE, M. B. volumen XV, pág. 95.
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