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sea instituida canónicamente. Si la aprueba
solamente el Obispo, puede éste quitárnosla a su
beneplácito. Por el contrario, si la aprueba Roma,
el derecho parroquial es perpetuo. Además, sean
cuales fueren las cuestiones a tratar con las
Congregaciones Romanas, es necesario haber
estudiado bien la materia y estar seguros de tener
derecho a lo que se pide, pues, de lo contrario,
no se puede alcanzar. Los Curiales no se cuidan de
estar al día de los Breves, Decretos, decisiones,
etc.
Por consiguiente, encargó a don Juan Cagliero
que escribiera a monseñor Magnasco para prevenir
cualquier posible error.
Cuando el Vicario General vio cómo se había
introducido el cambio, no llevó a mal que se
hubiese rechazado el decreto. Procedióse después
al nombramiento del párroco y el Arzobispo aceptó
que éste recayera en don Miguel Angel Braga,
catequista en Roma. Sin embargo, la Congregación
no había recibido todavía la investidura de la
parroquia; por consiguiente, don Bosco insistió:
-Háganse los trámites cuanto antes. Pónganse de
acuerdo en primer lugar el Obispo y el Rector
Mayor; envíese después a Roma el borrador del
convenio, para que sea aprobado. Con este
procedimiento, entraremos en plena posesión de los
derechos que nos corresponden. De todos modos,
para proceder con seguridad en el desarrollo de
las negociaciones, se encarga a don Juan Cagliero
de que estudie en la obra De collatione
parochiarum ad regulares de Bouil lo que procede
hacer y que informe de ello al Capítulo. En cuanto
al placet del Gobierno, habrá el inconveniente de
que, a veces, algún párroco regular pueda oponerse
a ceder a otro la parroquia o a cambiar de casa,
si el Superior lo mandase. ((**It17.340**)) Para
evitar este invonveniente, es mejor poner las
parroquias a nombre de los Directores, que serían
siempre las personas más estables. Si ellos no
pueden cumplir los deberes, elíjanse un Vicario 1.
Los asuntos de Sampierdarena proporcionaron una
larga discusión el día nueve de diciembre, bajo la
presidencia de don Bosco, que intervino con alguna
frecuencia. Resultará agradable leer el resumen,
que hizo de ella el secretario en las actas. Tomó
parte en la sesión don Domingo Belmonte, director
de la casa.
II. DON DOMINGO BELMONTE tiene la palabra. Dice
que ya casi no existe en Sampierdarena el oratorio
festivo para los externos, por ser incompatible
que los muchachos internos y externos estén
mezclados. Era floreciente antes, pero ahora
apenas si tiene una docena de muchachos. El patio
es ya demasiado pequeño para los internos, que
llegan a trescientos, entre estudiantes y
aprendices; hacen juntos el
1 Actas del Cap. Sup. 4 de julio y 24 de
octubre de 1884.
(**Es17.294**))
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