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turinés Vigna, el maestro de obras Cucco, de
Biella (Don Bosco evitó para su nuevo edificio
tener que tratar con Romanos), empezó las
excavaciones para construir primero la parte que
daba hacia la calle Porta San Lorenzo, hoy
Marsala. Aquella ala del edificio con dos plantas
solamente, la tercera se añadió no hace mucho, y
sin subterráneos, tenía que unir la casa antigua
en la esquina de la calle Marghera con el pasadizo
al lado de la iglesia. Don Bosco deseaba que fuese
el conde Colle para colocar la primera piedra y
encargó a don Juan Bonetti que tomara con él los
acuerdos del caso, al ir a Marsella con el último
saludo del Santo para monseñor ((**It17.329**))
Cagliero y los misioneros; pero, al fin, se
celebró la ceremonia en la primavera de 1885 sin
don Bosco y sin el Conde 1.
Cerca de Roma está Magliano. El tiempo y la
experiencia tenían que enseñar cuán difícil es
continuar en los seminarios, especialmente una vez
que desaparece el Obispo que llamó. El seminario
de Magliano fue el primero en demostrarlo.
Comenzaron a asomar las contrariedades a
principios del año escolar 1883-84 y partieron del
colegio anejo al seminario. El canónigo Pagani,
miembro de la Comisión tridentina, ganaba a su
partido y a su persona a los colegiales,
apartándolos de don José Daghero; lo mismo hacía
con los clérigos, asegurando que procedía según
instrucciones del cardenal Bilio.
-El cardenal Bilio, dijo don Bosco cuando supo
esto, no es capaz de dar tales órdenes, si no es
azuzado por alguien.
Desgraciadamente el día treinta de enero
falleció este Purpurado y le sucedió el cardenal
Martinelli, el cual estaba tan a favor de los
Salesianos que envió una solemne reprimenda al
perturbador de la paz y a los seminaristas
partidarios suyos. Sin embargo, el cardenal Bilio
había permitido abrir un colegio para
mediopensionistas, que restaba colegiales a los
Salesianos y que su sucesor dejaba subsistir. Era
una especie de hospicio, cuyos alumnos iban
gratuitamente como externos a las escuelas
salesianas. Con este proceder se invalidaban los
pactos concertados al abrir y confiar el colegio
internado a los nuestros. Un incidente agravó la
disensión. Don José Daghero había expulsado a un
seminarista insubordinado y huidizo y se pretendía
su readmisión. En una palabra, no parecía posible
vivir en paz con el canónigo Pagani. Don Bosco,
después de ponderar a fondo el asunto, comenzó en
mayo a presentar la notificación para despedirse
del colegio. Pero el nuevo Obispo se opuso y el
Papa le apoyaba; es más, quitó
1 Véase en el Ap. (Doc. núm. 43) la discusión
en la que el Capítulo Superior deliberó el
inmediato comienzo de las obras.
(**Es17.285**))
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