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siguiente, eran para el extranjero, y la última,
escrita por el cardenal D'Avanzo, obispo de la
diócesis, era para Teano de Campania: ordenó
contestar cortésmente a ésta que no se podía. En
el curso de la discusión, don Bosco tuvo
oportunidad para recordar una norma de prudencia
que le había dado el Papa.
-Recordad, dijo a los Superiores, un aviso, que
nos dio el Pontífice Pío IX. Nunca abráis
demasiadas casas en el mismo lugar. Esto causa
envidia a otras clases de personas y celos a las
autoridades civiles.
No se procedió tan sumariamente para Penne en
la extremidad de los Abruzos. El reverendo De
Nardis insistía desde 1882 en favor de la
fundación ((**It17.323**)) de un
centro escolar en su patria chica. Las cartas que
escribió a don Bosco y a don Celestino Durando
revelan el ardor sincero de su celo en favor de la
juventud. El rayo de esperanza, que se le dio en
un principio, aunque sin determinación de tiempo,
le dio tanta alegría que, en octubre, fue a Turín,
donde encontró que <>, y vio que don Bosco había
<>. Así
lo declaraba él en un memorial que presentó al
ayuntamiento, al que pedía, siguiendo
instrucciones del mismo don Bosco, la cesión legal
de un antiguo convento del Carmen y la ejecución
de las obras necesarias para transformarlo de
acuerdo con la nueva finalidad y la garantía del
sustento para seis Salesianos. El ayuntamiento
aceptó con aplauso la petición, pero sustituyó
aquel edificio por el antiguo convento de los
Menores Reformados, que era más apto. Se obtuvo la
autorización de la Santa Sede para este fin y ésta
mandó ponerse de acuerdo con el Provincial
residente en Aquila. Levantóse entonces una férrea
oposición 1, mas por fin se venció la resistencia,
gracias a la intervención del cardenal Bilio,
protector de la Orden.
El ayuntamiento presentó entonces sus
condiciones, que el reverendo De Nardis transmitió
a Turín. Impaciente por tener contestación, la
pidió con apremio a don Bosco, que a la sazón
estaba en Roma. Lemoyne escribió por él a don
Miguel Rúa: <>.
De aquí puede deducirse que don Bosco se
inclinaba a aceptar;
1 Ap. Doc. núm. 41.
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