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en Carmagnola, histórica villa en el distrito de
Turín. Después de una larga discusión sobre ello,
dijo don Bosco:
-Empiécense las negociaciones a condición de
que se aguarde para concertar la fecha y que se
nos deje la libertad de poner las condiciones que
se juzguen más oportunas.
Se trató, pero no se llegó a ninguna
conclusión.
El ayuntamiento de Carignano, importante centro
en los aledaños de Turín, hizo un ofrecimiento
materialmente halagüeño. Había quedado vacío el
convento de los Franciscanos, porque se habían
retirado los religiosos sobrevivientes y el
Provincial manifestó legalmente la satisfacción
del General de que entraran en su lugar los
Salesianos. La junta municipal, por unanimidad,
invitó a don Bosco a abrir en seguida en él las
escuelas elementales y más tarde, por grados, los
cursos del bachillerato; cedería el edificio y
daría seis mil liras anuales. Una persona prometía
diez mil liras para las obras de adaptación.
Además, había dos casas próximas, propiedad de dos
buenos sacerdotes muy amigos de don Bosco, que se
las traspasarían a él más adelante ((**It17.322**)) por
testamento. Don Bosco habría dado su
consentimiento, si se le hubiese concedido
comenzar dentro de poco; pero allí no se tuvo
paciencia para esperar 1.
El Obispo de la capital de las Marcas, monseñor
Aquiles Manara, ofreció, primero, una casa, que se
rechazó por falta de personal, y, después, una
parroquia de seis mil almas en Borgo Pío. Los
feligreses, escribía el Prelado, eran <>. Don Bosco escribió en el margen
superior de la carta: <>. Y don Celestino Durando la
leyó en la reunión capitular del día veinticuatro
de octubre; pero, desgraciadamente, hubo que
rechazar la invitación por falta de persona apta
en el momento. Sin embargo, no se dejó perder la
idea para Ancona; por eso, como sucedía cuando
después de una primera negativa, no se perdía en
seguida toda esperanza, sino que se volvía de vez
en cuando a la carga con otros proyectos, el
cardenal Manara, ya anciano decrépito, pudo ver
surgir en 1901 el actual instituto junto con la
nueva iglesia, convertida por él en parroquia y
fue testigo de la transformación radical realizada
por un oratorio festivo en un barrio lamentable.
En la sesión capitular del día veintiocho de
febrero, don Bosco mandó leer cuatro peticiones:
tres de las cuales se tratarán en el capítulo
1 Actas del Cap. Sup., 21 de febrero y 19 de
mayo de 1884.
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