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Fagnano, que se encontraba en Buenos Aires para
resolver asuntos con el Vicario Apostólico, obtuvo
del gobierno hasta diez pasajes gratuitos. Y, en
segundo lugar, >>de qué le serviría ir a Patagonia
y quedar allí reducido a la impotencia por la
autoridad local? Pero sus buenas relaciones con el
General le valieron de salvoconducto para el
cuartel del Gobernador militar con quien tenía que
contar de todos modos, si quería desarrollar en
paz su misión. Llegó a Patagones el día nueve de
julio y se apresuró para ir a visitarle, vestido
con los hábitos prelaticios. Aquél, informado ya
de sus buenas relaciones con el general Roca, le
recibió con todos los honores y, después de
invitarle a que se sentara, díjole con la
franqueza propia de un militar:
-Tendrá usted ((**It17.318**)) muy
mala opinión de mí, Doctor. Yo soy muy malo.
-Muy al contrario, replicó rápidamente el
Obispo. Hemos leído en los Boletines Geográficos
muchas cosas bonitas de Vuestra Excelencia, cuando
hizo sus exploraciones. En Italia se leen estos
Boletines con gusto e interés. Hemos visto en
ellos a un hombre inteligente y de corazón.
También tenemos noticias de lo que V. E. ha hecho
en favor de los misioneros salesianos.
Este exordio amansó al hombre violento. Después
presentóle Monseñor las cartas del presidente Roca
y del Ministro de la Guerra y Marina, que
recomendaban con benevolencia al Obispo para todo
lo que concerniese a los oficios de su sagrado
ministerio. El Gobernador prometió ayuda en todo
lo que de él dependiese. Convencióse
inmediatamente con aquella visita de que los
Salesianos no tenían más finalidad que el bien de
las almas y la predicación del Evangelio sin
mezclarse para nada en la política; lo cual no era
poco en un país donde la política ocupaba un lugar
predominante en la vida de los ciudadanos 1.
Alegrábase de vez en cuando el corazón de don
Bosco durante aquellos primeros meses con cartas
de unos y de otros que le llevaban noticias
preponderantemente buenas; pero hubo una que debió
consolarle más que ninguna otra. Monseñor, que
había visitado desde mediados de marzo a primeros
de julio todas las casas de los Salesianos y de
las Hermanas, excepto la de Niterói en Brasil, le
pudo escribir 2: <>.
1 Carta de don Antonio Riccardi a don Bosco,
Patagones, 25 de julio de 1885
2 Patagones, 30 de julio de 1885.
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