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((**Es17.272**) beneplácito. Se tienen por más señores que los mismos reyes de España. Es ésta una dificultad que yo no puedo resolver, pues pertenece al Sumo Pontífice; pero hoy es muy difícil. Nunca perdonarán que, en este asunto, se haya querido prescindir de ellos. Deseo que V. R. procure que el Ilmo Cagliero se presente ((**It17.313**)) sin este título de Vicario de Patagonia. Por mi parte, yo le doy todas las facultades para que pueda ejercer toda potestad episcopal, tanto aquí como en Patagonia, y procuraré que se le rinda el honor y el respeto que le corresponde como Obispo; pero hemos llegado a unos tiempos en los que se echa al Nuncio del Papa, se persigue y expulsa en parte a los Salesianos de Patagones y, por consiguiente, no puedo convencerme de que se vea con buenos ojos o se tolere un Obispo con un título, que contraríe el arrogante liberalismo nacional. V. S., que ha superado tantas dificultades, arregle también este asunto, procurando que, por ningún lado, se aproveche un pretexto para hacer la guerra contra la familia Salesiana. V. S. nos honra demasiado, mandando aquí a un Obispo, y yo no quisiera que esto fuese causa de disgustos>>. Don Bosco recibió esta carta entre el mes de enero y febrero, y contestó apenas dejar la cama; no tocó, sin embargo, el punto delicado y únicamente quiso reforzar las benévolas disposiciones del Arzobispo. Excelencia Rvma.: No puedo escribir tan extenso como quisiera, pues no me lo permite mi estado de salud. Ahora debo limitarme a darle humilde y cordialmente las gracias por la protección dispensada en tantas ocasiones a los Salesianos. Nuestro veneradísimo Arzobispo, que me habla a menudo de V. E., me encarga personalmente le envíe sus saludos y le diga que él, cardenal Alimonda, abriga en su corazón la esperanza de que, a no tardar, alguna alegre ventura traerá a V. E. aquí hasta nosotros para consolar con su presencia a nuestros muchachos, que en gran número se acuerdan de V. E. Monseñor Cagliero y sus compañeros le darán detallados informes de nuestras cosas; pero quieren ponerse todos en sus manos paternales y seguir sus consejos y mandatos. Yo voy envejeciendo mucho, pero tengo plena confianza de poder volver a verle en esta tierra, antes que la misericordia de Dios me llame a la vida eterna. Todos los Salesianos, conmigo a la cabeza, pedimos su santa bendición, mientras con la mayor gratitud, tengo la gran satisfacción de poderme profesar a V. E. Turín, 9 de febrero de 1885 Afmo. y seguro servidor, JUAN BOSCO, Pbro. ((**It17.314**)) Contemporáneamente la campaña de prensa diaria, sin limitarse a los misioneros de Patagonia, acometía de lleno a todos los Salesianos y buscaba la forma de hacerlos odiosos a los argentinos. (**Es17.272**))
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