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beneplácito. Se tienen por más señores que los
mismos reyes de España. Es ésta una dificultad que
yo no puedo resolver, pues pertenece al Sumo
Pontífice; pero hoy es muy difícil. Nunca
perdonarán que, en este asunto, se haya querido
prescindir de ellos. Deseo que V. R. procure que
el Ilmo Cagliero se presente ((**It17.313**)) sin
este título de Vicario de Patagonia. Por mi parte,
yo le doy todas las facultades para que pueda
ejercer toda potestad episcopal, tanto aquí como
en Patagonia, y procuraré que se le rinda el honor
y el respeto que le corresponde como Obispo; pero
hemos llegado a unos tiempos en los que se echa al
Nuncio del Papa, se persigue y expulsa en parte a
los Salesianos de Patagones y, por consiguiente,
no puedo convencerme de que se vea con buenos ojos
o se tolere un Obispo con un título, que contraríe
el arrogante liberalismo nacional. V. S., que ha
superado tantas dificultades, arregle también este
asunto, procurando que, por ningún lado, se
aproveche un pretexto para hacer la guerra contra
la familia Salesiana. V. S. nos honra demasiado,
mandando aquí a un Obispo, y yo no quisiera que
esto fuese causa de disgustos>>.
Don Bosco recibió esta carta entre el mes de
enero y febrero, y contestó apenas dejar la cama;
no tocó, sin embargo, el punto delicado y
únicamente quiso reforzar las benévolas
disposiciones del Arzobispo.
Excelencia Rvma.:
No puedo escribir tan extenso como quisiera,
pues no me lo permite mi estado de salud. Ahora
debo limitarme a darle humilde y cordialmente las
gracias por la protección dispensada en tantas
ocasiones a los Salesianos.
Nuestro veneradísimo Arzobispo, que me habla a
menudo de V. E., me encarga personalmente le envíe
sus saludos y le diga que él, cardenal Alimonda,
abriga en su corazón la esperanza de que, a no
tardar, alguna alegre ventura traerá a V. E. aquí
hasta nosotros para consolar con su presencia a
nuestros muchachos, que en gran número se acuerdan
de V. E. Monseñor Cagliero y sus compañeros le
darán detallados informes de nuestras cosas; pero
quieren ponerse todos en sus manos paternales y
seguir sus consejos y mandatos.
Yo voy envejeciendo mucho, pero tengo plena
confianza de poder volver a verle en esta tierra,
antes que la misericordia de Dios me llame a la
vida eterna.
Todos los Salesianos, conmigo a la cabeza,
pedimos su santa bendición, mientras con la mayor
gratitud, tengo la gran satisfacción de poderme
profesar a V. E.
Turín, 9 de febrero de 1885
Afmo. y seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
((**It17.314**))
Contemporáneamente la campaña de prensa diaria,
sin limitarse a los misioneros de Patagonia,
acometía de lleno a todos los Salesianos y buscaba
la forma de hacerlos odiosos a los argentinos.
(**Es17.272**))
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