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Por último, la situación presente de las cosas,
las comodidades introducidas, la mayor facilidad
para mantener el orden, gracias a la oportuna
división de los superiores, unos para dirigir a
los aprendices, otros para dirigir a los
estudiantes. Proclamó como vínculo indisoluble
para promover y mantener este orden la santa
obediencia.
-Muchos, siguió don Bosco, vienen a hablarme y
me dicen: <>. Y yo les doy el que creo más oportuno;
pero, creedme, hijos míos, íguardad nuestras
santas Reglas! Ese es el mayor y más querido
recuerdo, que este vuestro pobre y anciano padre
puede dejaros. Las Reglas están aprobadas por la
Santa Madre Iglesia que no se equivoca nunca; por
consiguiente, obedeciéndolas, nosotros obedecemos
inmediatamente a Dios. >>Cuántos hay en este mundo
que tengan la suerte de poder decir: <>. No me detengo a
desarrollar puntos tan bellos y tan importantes,
que necesitarían por sí mismos libros enteros. Mis
escasas fuerzas no aguantarían largos
razonamientos; por otra parte, estas verdades ya
os fueron explicadas. Concluiré, pues, con un
pensamiento, que me interesa muchísimo. El Apóstol
san Juan, cuando pasaba ya de los cien años y no
podía hablar largo rato de las cosas de Dios, se
hacía llevar a la iglesia y repetía a los
discípulos reunidos: Dilígite alterutrum (Amaos
unos a otros) y nada más. A veces los discípulos
le preguntaban: <<>>Y después de esto, qué más
hemos de hacer?>> íDilígite alterutrum!, repetía.
Pero cansados los cristianos de oírle siempre el
mismo consejo, le rogaron humildemente que les
diera alguna explicación de su insistencia.
<>.
Lo mismo os digo yo a vosotros, queridos hijos
míos. Amaos los unos a los otros, socorreos los
unos a los otros con toda caridad; no suceda nunca
que uno tenga rencor contra su hermano o lo
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desacredite con palabras incorrectas. íAy de quien
procede de este modo! Tenemos que perdonar a
nuestro hermano, como deseamos que Dios nos
perdone nuestros pecados. >>Y cómo podremos decir:
dimitte nobis debita nostra, sicut et nos
dimittimus debitoribus nostris, si después
alimentamos en el corazón sentimientos de odio?
íAh!, no olvidemos las palabras de Jesucristo a
los Apóstoles: Os reconocerán como discípulos
míos, si os amáis unos a otros.
En la novena de Navidad, salió Monseñor para
Roma. Ya se había entendido con monseñor Jacobini
para tener audiencia del Padre Santo entre el día
veinte y el veintidós de diciembre. Fue recibido
por
(**Es17.258**))
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