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El festejado respondió a los que le habían
brindado evocando un episodio, que hemos de
recoger para nuestra historia.
-Hace veinte años, dijo, don Bosco acompañado
por unos veinte jóvenes, después de una pesada
marcha por la Liguria, llegaba al pueblo de Gavi.
Allí se encontraron él y los suyos con un
magnífico ((**It17.295**))
banquete, preparado por un piadoso canónigo de
Génova, que solía pasar en Gavi alguna temporada.
Al atardecer, despidióse don Bosco y se alejó del
pueblo con su comitiva. El piadoso canónigo
deseaba verlo un poco más y acompañarle un trecho;
pero don Bosco ya se había adelantado tanto por
los valles que conducen a Orba, que aquél,
acompañado por don Juan Cagliero, en vano intentó
alcanzarlo. Entonces el piadoso canónigo exclamó
que con mucho gusto vería una vez más al
providencial don Bosco, porque sólo las montañas
no se encuentran en este mundo. Pues bien, aquel
piadoso canónigo es el cardenal Alimonda de hoy,
que después de veinte años encuentra otra vez a su
lado al sacerdote don Bosco 1.
Desde el año 1841 solía don Bosco dar una
conferencia a sus hijos en el día de la
Inmaculada, reuniendo en un primer momento a los
muchachos, después a los catequistas, más tarde a
los clérigos y, por último, a los Salesianos, a
medida que el desarrollo de su institución iba
dando a unos preponderancia sobre los otros. El
año 1884 las fiestas del Obispo habían absorbido
los pensamientos del Oratorio antes, durante y
después del día ocho de diciembre; pero él, que no
quería renunciar a la buena costumbre, convocó la
reunión para el día trece. Aquella tarde, a eso de
las seis, reunidos todos los hermanos en el
locutorio junto a la portería, el Siervo de Dios,
después de recordar con alegría el gran
acontecimiento de la semana anterior, dejóse
llevar en alas de los recuerdos hasta los remotos
orígenes del Oratorio, para venir a parar a los
tiempos recientes. Al principio, con su mamá
Margarita, él lo era todo: cocinero, maestro,
jefe, asistente. Una misma sala servía para
escuela, taller, refectorio, dormitorio. Después
llegaron los primeros ayudantes; don Miguel Rúa,
don Juan Cagliero, don Juan Bautista Francesia,
don Celestino Durando, don José Laz zero.
Sacrificios y trabajo continuo en todas las
dependencias de la casa y en oratorios festivos, y
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estudiar teología para sí mismos y seguir la
carrera de letras en la Universidad para enseñar a
los demás.
1 Fue éste el último paseo otoñal y el más
largo de los que dio don Bosco con sus muchachos.
Pertenece al año 1864. Lemoyne lo describe en tres
capítulos (LXXIII, LXXIV y LXXV) del volumen VII,
haciendo mención también de este episodio. Pero no
dice palabra de otro pequeño episodio sucedido en
Cremolino; véase Ap. Doc. núm. 37.
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