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para disponerlo a una buena muerte y se detuvo en
el umbral; una improvisa aparición cautivó su
mirada. Una fulgurante paloma con un ramito de
olivo en el pico revoloteaba por la estancia hasta
que, dirigiéndose a la camita del enfermo y
deteniendo el vuelo sobre la cabeza, tocóle los
labios con las verdes hojitas, dejó caer el ramito
sobre la cabeza y, lanzando destellos de luz
deslumbradora, desapareció. Siguió después una
segunda visión. Desaparecieron las paredes y una
multitud de caras de salvajes se apiñaban
alrededor de la cama y fijaban los ojos sobre el
moribundo, casi temerosos por su suerte. Dos
hombres especialmente se diferenciaban de los
demás, uno de horrendo aspecto negruzco y el otro
cobrizo muy alto y de aspecto guerrero; también
ellos estaban inclinados con ansiedad sobre el
muchacho. Todo se desarrolló con fulmínea rapidez
y ninguno de los presentes se dio cuenta de nada.
Comprendió el Santo que todavía no había sonado la
hora suprema para Juanito. Parecióle poder
reconocer en la paloma la plenitud de la gracia
sacerdotal, en el ramito de olivo la predicación
del evangelio de paz y, en aquellos bárbaros
semblantes, tribus salvajes por convertir. Y he
aquí que entonces se realizaba todo conforme a sus
presagios.
Monseñor Cagliero escuchó enternecido la
narración; rogó después a don Bosco que tuviese a
bien repetirla durante la cena a los Superiores
del Capítulo. Don Bosco, que no sabía negarse
cuando descubría algún bien, condescendió 1.
((**It17.292**)) La
consagración episcopal quedó fijada para el siete
de diciembre, de modo que el novel Obispo pudiera
celebrar su primer pontifical al día siguiente,
festividad de la Inmaculada. Para proveerle de
vestiduras, objetos y ornamentos envió don Miguel
Rúa una circular impresa invocando el caritativo
concurso de señoras que conocían al nuevo Prelado
2. Y la Madre General de las Hijas de María
Auxiliadora, considerando como suya la misma
circular, contribuyó a su mayor difusión. Don
Bosco envió la siguiente invitación impresa a los
principales bienhechores:
1 Lo que aquí decimos en breve, queda narrado
con todos los pormenores por Lemoyne en Memorias
Biográficas vol. V pág. 86 y ss. El concluye la
narración diciendo: <>. Las dos figuras características
ostentaban las contraseñas de los fueguinos y los
patagones.
2 Ap. Doc. núm. 35. La circular llegó a manos
de un masón, el cual se enfureció tanto al leerla
que escribió una carta, como sólo podía hacerlo un
energúmeno. Es también un documento del ciego
anticlericalismo del siglo pasado, que de tantas
maneras puso trabas a don Bosco y a su obra (Ap.
Doc. núm. 36).
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