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y, además, estuviese encargado de todo lo que es
indispensable para la buena marcha de la Pía
Sociedad de San Francisco de Sales. Por eso, con
este fin, pensé elegirme un Vicario, que me
represente y sea otro yo; un Vicario, que tenga
esto como cargo especial, a saber, que se
mantengan intactas las tradiciones que hemos
observado hasta ahora y se conserven después de mí
por los que nos seguirán. Hablo de las tradiciones
que son las normas prácticas para entender,
explicar y practicar fielmente las reglas, tales y
como fueron definitivamente aprobadas por la santa
Iglesia y que forman el espíritu de nuestra Pía
Sociedad. Porque es mi más vivo deseo que, llegada
la hora de mi tránsito a la vida eterna, no se
turben o cambien nuestras cosas lo más mínimo.
Hace algún tiempo, mientras meditaba este plan,
el Sumo Pontífice motu proprio me escribió por
medio de S. E. monseñor Domingo Jacobini,
arzobispo, preguntándome quién de nuestros
hermanos me parecía más apto para hacer mis veces
en la dirección suprema de la Pía Sociedad
Salesiana. Yo, agradeciendo la benevolencia al
Padre Santo, contesté proponiendo para Vicario mío
a don Miguel Rúa, porque también, en orden al
tiempo, es uno de los primeros de la Sociedad,
porque hace ya muchos años que ejerce en gran
parte este cargo y porque, por último, este
nombramiento encontraría el pleno agrado en todos
los Hermanos. Y el Padre Santo, hace pocas
semanas, por medio de nuestro amadísimo Arzobispo,
se dignaba declararme que esta propuesta era de su
mayor agrado. Por lo cual, queridísimos hijos,
después de haber rogado por mucho tiempo al Dador
de todo bien, después de invocar las luces del
Espíritu Santo y la especial protección de María
Santísima Auxiliadora y de nuestro Patrono san
Francisco de Sales, valiéndome de la facultad, que
me concedió el Supremo Pastor de la Iglesia,
nombro Vicario General mío a don Miguel Rúa,
actualmente Prefecto de nuestra Pía Sociedad. De
aquí en adelante, pues, hará mis veces en el pleno
y entero gobierno de nuestra Pía Sociedad y, todo
lo que yo puedo hacer, puede hacerlo él también
con plenos poderes en todos los asuntos públicos y
privados que se refieren a la misma Sociedad y
sobre todo el personal, de que se compone la
misma. No me cabe la menor duda de que el nuevo
Vicario, al tratar de asuntos relevantes, aceptará
siempre con gratitud los benévolos avisos y
consejos que le fueren dados.
((**It17.282**)) Y a
vosotros, mis queridísimos Hijos, os recomiendo
que le prestéis la misma obediencia, que siempre
habéis profesado al que llamáis Padre y os ama con
amor paterno, esa obediencia que ha sido hasta
ahora y será siempre, así lo espero, mi consuelo.
Además y como consecuencia de esta elección, os
notifico que, valiéndome de la facultad que me
confieren nuestras Reglas, nombro Prefecto de la
Pía Sociedad Salesiana a don Celestino Durando,
exonerándolo del cargo de Consejero Escolástico
que ocupaba hasta ahora, mientras, en su lugar y
para el cargo de Consejero Escolástico de nuestra
Pía Sociedad, elijo y nombro a don Francisco
Cerruti, actualmente Inspector de la Inspectoría
Ligur y Director del Colegio de Alassio. Este, sin
embargo, seguirá conservando todavía el cargo de
Inspector hasta nuestras nuevas disposiciones.
Con respecto a nuestras misiones de América del
Sur, nombro a monseñor Juan Cagliero mi Provicario
con plena autoridad sobre todo el personal y sobre
todas las casas e inspectorías de aquellas
regiones.
En esta misma ocasión, creo haceros cosa grata,
participándoos que mi salud ha mejorado bastante,
y lo atribuyo a las caritativas oraciones que sé
habéis elevado a Dios por mí. Os lo agradezco de
corazón y os aseguro que las fuerzas y el tiempo
que
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