((**Es17.237**)en el
Capítulo General, así los Salesianos como las
Hermanas, procúrese proponer previamente por
escrito o de viva voz, lo que se quiere tratar.
2.° Dése a todos amplia libertad para hablar
sobre los temas a favor o en contra, según el
propio parecer de cada uno ante Dios, mas, para
las deliberaciones, empléese la votación secreta.
3.° Pónganse secretamente en una bolsita o
recipiente cualquiera, nueces o avellanas o
alubias, etc., de distinto color y saque cada uno
un fruto. El negro será negativo y el blanco
afirmativo.
4.° Pero, una vez establecida la mayoría en una
deliberación, ya no se cambie si no es con otra
deliberación, en la que tome parte todo el
Capítulo.
5.° Téngase mucho cuidado en ejecutar pronto
las cosas deliberadas y vigilen todos atentamente
para que las deliberaciones no se contradigan unas
con otras.
Es un gran error y un trabajo inútil, cuando no
se ejecutan las cosas propuestas en Capítulo y
aprobadas y después echadas en olvido.
Procuren todos evitar la novedad de las
propuestas en las conferencias o en los capítulos;
y hágase de modo que (se) admitan normalmente las
cosas aprobadas anteriormente por la tradición,
las reglas o los capítulos generales y
particulares.
EN LAS DIFICULTADES
Cuando, en un pueblo o ciudad, se os presente
alguna dificultad por parte de una autoridad
espiritual o temporal, procurad proceder de modo
que os podáis presentar para dar razón de lo que
habéis hecho.
La explicación personal de vuestras buenas
intenciones disminuye mucho y, a menudo, hace
desaparecer las hostiles ideas, que pueden
formarse en la mente de algunos.
Si se trata de infracciones legales, pídase
disculpa o, por lo menos, dése una respetuosa
explicación; pero, si es posible, siempre a solas.
((**It17.271**)) Esta
manera de proceder es muy conciliadora y, muy a
menudo, gana la benevolencia de los mismos
adversarios.
Esto es lo que recomienda Dios: responsio
mollis frangit iram. O también la máxima de san
Pablo: Cháritas Dei benigna est, patiens est, etc.
Sigan la misma regla los Directores de las
Casas con sus inferiores. Hablaos, daos las
explicaciones debidas y, fácilmente, os pondréis
de acuerdo, sin llegar a romper la caridad
cristiana contra los intereses de nuestra misma
Congregación.
Y si queréis alcanzar mucho de vuestros
alumnos, no os mostréis nunca agraviados ni
ofendidos contra alguno. Tolerad sus defectos,
corregidlos, pero olvidadlos.
Mostraos siempre afectuosos con ellos y
hacedles ver que todos vuestros esfuerzos tienen
por mira hacer el bien a sus almas.
RECOMENDACION FUNDAMENTAL A TODOS
LOS SALESIANOS
Amad la pobreza, si queréis mantener en buen
estado las condiciones económicas de la
Congregación.
Haced que ninguno tenga que decir: Este mueble
no está conforme con la pobreza; esta mesa, este
vestido, esta habitación no es la de un pobre.
Quien da motivos razonables para estos juicios,
ocasiona un verdadero desastre a nuestra
Congregación, que debe gloriarse siempre del voto
de pobreza.
(**Es17.237**))
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