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4.° No se olvide nunca el coloquio mensual por
cuanto sea posible; y, en el mismo, todo Director
sea el amigo, el hermano, el padre de sus
subordinados. Dé tiempo y libertad a todos para
exponer sus reflexiones, manifestar sus
necesidades y sus intenciones. El, por su parte,
abra a todos su corazón sin manifestar rencor
alguno, ni recordar las faltas pasadas, si no es
para dar paternales avisos o llamar
caritativamente al cumplimiento del deber a quien
fuese negligente.
5.° No trate nunca de materias relacionadas con
la confesión, a no ser que el hermano se lo pida.
En estos casos no tome nunca determinaciones que
hayan de llevarse a cabo en el fuero externo, sin
estar muy de acuerdo con el socio de quien se
trata.
6.° Las más de las veces el Director es el
confesor ordinario de los hermanos. Procure con
prudencia dar amplia libertad a quien necesitase
confesarse con otro. Pero quede bien claro que
estos confesores particulares ((**It17.267**)) deben
ser siempre conocidos y aprobados por el Superior,
según nuestras reglas.
7.° Como quiera que quien va en busca de
confesores extraordinarios demuestra tener poca
confianza con el Director, debe éste abrir los
ojos y prestar particular atención sobre la
observancia de las otras reglas y no confiar a
aquel hermano ciertas incumbencias, que pareciesen
superiores a sus fuerzas morales o físicas.
N. B. Lo que digo aquí no tiene que ver nada
con los confesores extraordinarios, que el
Superior, Director, Inspector, tendrán cuidado de
proporcionar en tiempo oportuno.
8.° En general, el Director de una casa trate a
menudo y con mucha familiaridad con los hermanos,
insistiendo en la necesidad de la observancia
uniforme de las Constituciones y, por cuanto es
posible, recuerde incluso las palabras textuales
de las mismas.
9.° En los casos de enfermedad, obsérvese lo
que prescriben las reglas y establecen las
deliberaciones capitulares.
10.° Sea fácil en olvidar los disgustos y las
ofensas personales y, con la benevolencia y los
miramientos, esfuércese por vencer, o mejor, por
corregir a los negligentes, desconfiados y
sospechosos. Vincere in bono malum.
A LOS HERMANOS QUE VIVEN EN LA
MISMA CASA
1.° Todos los hermanos Salesianos, que viven en
la misma casa, deben formar un solo corazón y una
alma sola con su Director.
2.° Pero tengan grabado en la memoria que la
peor peste a evitar es la murmuración. Háganse
todos los sacrificios posibles, pero nunca se
toleren las críticas acerca de los Superiores.
3.° No censurar las órdenes dadas por los
Superiores en familia, ni desaprobar lo oído en
los sermones, en las conferencias escritas o
impresas en los libros de algún hermano.
4.° Sufra cada uno para la mayor gloria de Dios
y en penitencia de sus pecados, mas, para provecho
de su alma, huya las críticas en las cosas de
administración, en el vestido, en la comida y
habitación, etc.
5.° Recordad, hijos míos, que la unión entre el
Director y los súbditos y el acuerdo entre los
mismos forma en nuestras casas un verdadero
paraiso terrenal.
6.° No os recomiendo penitencias o
mortificaciones especiales; tendréis gran mérito y
seréis la gloria de la Congregación, si sabéis
soportar recíprocamente los trabajos y disgustos
de la vida con cristiana resignación.
(**Es17.234**))
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