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((**Es17.231**) ASPIRANTES Entendemos aquí por aspirantes a los jovencitos que desean seguir un plan de vida cristiana, que los haga dignos para ingresar en su día en la Congregación Salesiana, bien como clérigos, bien como hermanos coadjutores. Dedíquese a ellos especial cuidado. Pero admítase únicamente en esta categoría a los que tienen intención de hacerse Salesianos o que, al menos, no se opongan a ello cuando sea ésta la voluntad de Dios. Déseles una conferencia especial por lo menos dos veces al mes. Trátese en estas conferencias de lo que un jovencito debe hacer o evitar para llegar a ser un buen cristiano. El Joven Cristiano proporciona los principales temas sobre esta materia. Pero no se les hable de nuestras reglas en particular, ni de los votos, ni de abandonar su casa o a sus padres; son cuestiones que se abrirán paso en su corazón, sin convertirlas en tema de razonamiento. Téngase muy presente el gran principio: hay que darse a Dios más temprano o más tarde; y Dios llama bienaventurado al que se consagra a Dios en la juventud. Beatus homo cum portaverit iugum ab adolescentia sua. Al fin y a la postre, más tarde o más temprano, por amor o por fuerza, con todos sus halagos, parientes, amigos y casa hay que dejar el mundo, hay que dejarlo todo y dejarlo para siempre. ACEPTACION DE LOS NOVICIOS Los aspirantes, probados y conocidos como se acaba de decir, pueden fácilmente admitirse entre los novicios. No así, cuando se trate de los que viven o hacen sus estudios fuera de nuestras casas. Estos deben seguir fielmente las normas establecidas por nuestras constituciones para los aspirantes. LOS NOVICIOS El tiempo de la prueba verdadera o noviciado es para nosotros como una criba para conocer el buen trigo y quedarnos con él si conviene. Por el contrario, hay que escardar la mala hierba y, después, echarla con la cizaña fuera de nuestro jardín. ((**It17.264**)) Nótese bien que nuestra Congregación no ha sido fundada para los que llevaron una vida mundana y luego quieran venir con nosotros para convertirse. Nuestra Congregación no es para ellos. Nosotros necesitamos socios seguros y probados en la virtud. Vengan, mas no para perfeccionarse a sí mismos, sino para ejercitarse en la perfección cristiana y librar de los inmensos y graves peligros, en que generalmente se encuentran los muchachos pobres y abandonados. Los que ya fueron víctimas de las miserias humanas, que naufragaron en la fe o en las costumbre; ésos no se hagan sacerdotes o encaminénse a órdenes claustrales o penitentes. Durante el año de prueba, obsérvese cuidadosamente su salud, su moralidad, su ciencia y dése cuenta exacta de ello al Capítulo Superior. Pero el Director del Noviciado procure no presentar nunca para la aceptación a aquellos novicios de cuya moralidad no estuviese seguro concienzudamente 1. 1 Subrayado por don Bosco. (**Es17.231**))
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