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misma, ya nacida y crecida con buenos auspicios,
queda ahogada o languidece y se pierde.
Los periódicos, los libros malos, los
compañeros y las conversaciones indiscretas en
familia son, a menudo, causa funesta de la pérdida
de las vocaciones y, no raras veces, por
desgracia, el estrago y extravío de los mismos,
que han hecho ya la elección de estado.
Recordemos que nosotros regalamos un gran
tesoro a la Iglesia cuando procuramos una buena
vocación y hacemos que esta vocación o este
sacerdote vaya a la Diócesis, a las Misiones o a
una casa religiosa; siempre será un gran tesoro
que se regala a la Iglesia de Jesucristo.
Pero no se aconseje a cualquier jovencito, si
no está seguro de conservar la virtud angélica en
el grado establecido por la sana Teología.
Transíjase en cuanto a la mediocridad de talento;
pero no en cuanto a la falta de la virtud de que
hablamos.
LA OBRA DE MARIA AUXILIADORA
Cultivad la obra de María Santísima
Auxiliadora, de acuerdo con el programa que ya
conocéis. Por falta de medios, no dejéis nunca de
recibir a un joven, que dé buenas esperanzas de
vocación. Gastad todo lo que tenéis; si es
preciso, id incluso a pedir limosna y, si después
de esto os encontráis faltos de medios, no os
apesadumbréis, pues la Santísima Virgen os
auxiliará de alguna manera, aun prodigiosamente.
VOCACION A LA CONGREGACION
SALESIANA
El trabajo, la buena y ejemplar conducta de
nuestros hermanos ganan y, por así decir,
arrastran a sus alumnos a imitar sus ejemplos.
Háganse sacrificios económicos y personales, pero
practíquese el sistema preventivo y tendremos
vocaciones en abundancia.
Si no se pueden suprimir, procúrese al menos
disminuir los días de vacaciones, por cuanto fuere
posible.
La paciencia y la dulzura, las cristianas
relaciones de los Maestros con los alumnos,
despiertan muchas vocaciones entre ellos. Pero
también aquí póngase mucha atención para no
aceptarlos nunca entre los Socios, y menos todavía
para el estado eclesiástico, si no hay certeza
moral de conservar la virtud angelical.
Cuando el Director de una de nuestras casas
descubra a algún alumno de costumbres sencillas,
de buen carácter, procure ganarse su amistad.
Dígale a menudo alguna palabra, escúchele de buena
gana en la confesión, encomiéndese a sus
oraciones; asegúrele que reza por él en la santa
misa; invítele, por ejemplo, a comulgar en honor
de la Bienaventurada Virgen o en sufragio de las
almas del Purgatorio, por sus parientes, por sus
estudios y cosas parecidas.
((**It17.263**)) Al
acercarse el final de sus estudios de
bachillerato, convénzale para seguir la vocación,
el lugar que él considera más provechoso para su
alma y que más le consolará en la hora de la
muerte.
Compare la situación de su conciencia y observe
si era mejor en su casa, durante las vacaciones o
en el colegio, etc.
Pero trate de impedir la vocación eclesiástica
en aquellos que quisiesen abrazarla para ayudar a
la propia familia por el motivo de ser pobre. En
estos casos, aconséjese tomar otro camino, otra
profesión, un arte, un oficio, pero jamás el
estado eclesiástico.
(**Es17.230**))
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