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6.° Dígase a todos los socios salesianos que
espero verlos a todos en la bienaventurada
eternidad 1 .
CAPITULO SUPERIOR 2
Cuando ocurra mi fallecimiento reúnase el
Capítulo, esté normalmente dispuesto para toda
eventualidad y no se ausente ninguno como no sea
por motivos absolutamente necesarios.
Mi Vicario, de acuerdo con el 3 Prefecto,
prepare y lea en Capítulo una carta que será
enviada a todos los hermanos, en la que se
notifique mi muerte, se les recomienden oraciones
por mí y por la normal elección de mi sucesor.
Determine el día para la elección del nuevo
Rector Mayor y dé tiempo para que los de América y
de otros países lejanos puedan intervenir, si no
se lo impiden absolutamente 4 graves motivos.
Advierto aquí dos cosas de la mayor
importancia.
1.° Guárdese el secreto sobre las
deliberaciones capitulares y, si hay algo que
comunicar a otros, encárguese a uno expresamente
este cometido. Pero éste ponga mucha atención para
no mencionar miembro alguno del Capítulo, que haya
dado voto afirmativo o negativo o haya dicho una
frase o palabra determinada.
2.° Manténgase como principio invariable el no
conservar propiedad alguna de bienes inmuebles,
excepto las casas y las ((**It17.258**))
dependencias, que sean necesarias para la salud de
los hermanos y la de los alumnos. La conservación
de inmuebles rentables es una ofensa, que se hace
a la divina Providencia que, de manera
maravillosa, y diría prodigiosa, acude siempre en
nuestra ayuda.
Al permitir la construcción o reparación de
casas, procédase con todo rigor para impedir el
lujo, la magnificencia y la elegancia. Apenas
empiecen a aparecer las comodidades burguesas en
el vestido y alimentación, en las habitaciones o
en las casas, principia la decadencia de nuestra
Congregación.
A TODOS MIS QUERIDOS HIJOS EN J.
C.
Después de mi entierro mi Vicario de acuerdo
con el Prefecto envíe a todos los hermanos estos
mis últimos pensamientos de mi vida mortal.
Mis queridos y amados hijos en J. C.:
Antes de partir para mi eternidad debo cumplir
con vosotros algunos deberes y saciar así un vivo
deseo de mi corazón. Ante todo, os agradezco, con
el más ardiente afecto del alma, la obediencia que
me habéis prestado y lo que habéis trabajado para
sostener y propagar nuestra Congregación.
Os dejo aquí en la tierra, mas sólo por poco
tiempo. Espero que la infinita misericordia de
Dios haga que nos podamos encontrar todos un día
en la dichosa eternidad. Allí os espero.
1 Estas seis recomendaciones no están en el
cuaderno de apuntes, sino en una hoja aparte.
2 Los subtítulos son también de don Bosco.
3 Las palabras en letra cursiva (salvo las
latinas) fueron añadidas después por don Bosco;
éstas y otras parecidas, cuando don Miguel Rúa
actuaba como Vicario.
4 También este adverbio es una añadidura
posterior.
(**Es17.226**))
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