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CAPITULO IX
DON BOSCO Y LA EXPOSICION
NACIONAL
DE TURIN
EL día 26 de abril de 1884 Turín estaba de fiesta.
Los Soberanos de Italia con la intervención de
toda la familia real, del cuerpo diplomático y de
los ignatarios del Estado, inauguraban
solemnemente en esta ciudad la Exposición nacional
de la industria, la ciencia y las artes. Presidía
la comisión de honor el príncipe Amadeo, hermano
del Rey, y, la comisión ejecutiva, el diputado
Tomás Villa. Los edificios de la exposición se
levantaban en la orilla izquierda del Po, en el
amenísimo parque que rodea el castillo Valentino.
Don Bosco había pensado presentar únicamente la
tipografía salesiana, exponiendo su ya rica
producción. Hizo su petición para ello en mayo de
1883 y, el día dieciséis de julio, recibió la
carta de admisión y se le asignaba un puesto
conveniente en la galería (así decíase entonces
comúnmente, en lugar de pabellón) para la
didáctica y la librería, en la que figuraban los
productos de las artes gráficas. Allí, pues, mandó
trasladar mil volúmenes de todo tamaño y calidad:
científicos, literarios, históricos, didácticos,
religiosos, ediciones ilustradas; el Boletín
Salesiano en tres lenguas: italiana, francesa y
española 1; además, ensayos de dibujo y de todo lo
que se refería a escuelas elementales, técnicas y
de bachillerato clásico. Todo este material fue
colocado en estantes de elegante estructura, donde
se destacaban muy bien variadas y preciosas
encuadernaciones. ((**It17.244**)) Todo
este conjunto estaba ya preparado, cuando tuvo
lugar la inauguración 2.
Pero, más adelante, el plan primitivo tomó
mayores proporciones. El honorable Villa, de viaje
por Suiza durante el otoño anterior para
1 El Boletín en español se imprimía en Buenos
Aires.
2 Il Capitan Fracassa de Roma, en el número del
día cinco de mayo, en un artículo titulado La
Exposición de la literatura escribía: <>.
(**Es17.214**))
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