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católicas, ((**It17.234**)) a las
que el decoro y el amor de la patria querría
desterrar para siempre del consorcio humano y de
las costumbres civiles>>; que Italia pedía,
quería, exigía que se preparen jóvenes magnánimos,
<>; que las instituciones católicas son
<>, y de donde <>. Aquí concepto y forma
van juntos para descubrirnos un estado de ánimo
que, por desgracia, reinó largo tiempo en Italia;
pero el final es el que descubre el motor de la
guerra encarnizada, que el anticlericalismo
masónico movía especialmente en el terreno
escolástico contra las iniciativas de los buenos
y, por ende, contra la obra de don Bosco. En aquel
momento trágico, el gobierno, la reina Margarita y
el rey Humberto rendían públicamente honor al
heroísmo del clero, y se temía ver asomar debajo
de todo aquello el espantajo de lo que hoy día se
saluda con el nombre de Conciliación. Esto tenía
continuamente en sobresalto a la facción
imperante, cuyo portavoz, con aire de epiléptico,
voceaba: <>. Es éste un
nuevo documento que ayuda a comprender el
proceloso mar plagado de escollos, por el que don
Bosco tuvo que conducir su nave, y qué experto
piloto debió ser para guiarla sana y salva al
puerto.
Parecía que una mano invisible mantuviera la
peste alejada ((**It17.235**)) de
Turín; sin embargo podía irrumpir cualquier día.
Por eso, don Bosco, ante la luctuosa eventualidad,
ofreció sus servicios al conde de Sambuy, alcalde
de la ciudad.
Ilustrísimo señor Alcalde:
Según algunas noticias, parece que el cólera ha
penetrado ya en algunos pueblos de la provincia,
que va acercándose cada día y acosando a la ciudad
de Turín; por eso, y pese a las laudables y útiles
precauciones tomadas por las Autoridades, hay que
temer que venga a azotar también a nuestros
conciudadanos.
1 Alusión a la reina Margarita.
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