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Los Salesianos secundaron los deseos de su
Padre. Así, en Marsella, el Gobernador de la
Provincia recibió agradecido la propuesta, que le
hizo el Director del Oratorio de San León y envió
e hizo enviar varios jovencitos, que habían
quedado huérfanos. En La Spezia sucedió lo mismo.
También las Hijas de María Auxiliadora hicieron su
parte; así en Nizza Monferrato, con el pleno
consentimiento de don Bosco, cedieron al
Ayuntamiento la casa de campo, para que sirviera
de lugar de cuarentena a los que llegaban de
Francia y las Hermanas se ofrecieron para la
asistencia. El Ayuntamiento aceptó agradecido
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generosidad, e instaló allí a personas llegadas de
pueblos infectados, a las que las Hermanas mismas
proporcionaron ropa blanca y alimento. Sentimos no
poder traer más ejemplos, aun sabiendo que,
también en otras casas, se prodigó la
beneficencia; pero, por falta de crónicas,
descuidadas o perdidas, carecemos de documentación
para ello.
La Unit… Cattolica, del treinta de septiembre,
publicaba magníficos elogios de los Salesianos de
La Spezia. Después de describir la desolación de
la ciudad que, cercada por tierra y por mar de
milicias armadas, tenía el aspecto de una inmensa
cárcel, abierta sólo a la muerte; y tras alabar la
abnegación del clero de la ciudad, continuaba el
corresponsal: <>.
En el mismo artículo se lamentaba también de la
provocadora obstinación de algunos descreídos; y
resultaba oportuno para aplastar la desvergüenza
de un órgano sectario titulado Il muratore (el
albañil). El ayuntamiento había confiado al
colegio salesiano un grupo de huérfanos, pagando
una subvención. Parecióle al periódico masónico
una enormidad tan grande confiar aquellos niños
<>, que, fingiendo no dar
crédito a la voz que corrió por la ciudad, tachaba
de infamia aquel caer en <(**Es17.205**))
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