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((**Es17.204**) Busca fue precisamente una de las poblaciones más probadas. El ayuntamiento, poco distante de Cúneo, está formado por un sinfín de barrios esparcidos en un territorio de unos veintiocho kilómetros. Durante el invierno emigra a Francia casi la mitad de la población, de suerte que, en el mes de junio, los obreros, que habían quedado en Tolón y Marsella y que escaparon después a los retenes armados y a las cuarentenas, volvían a sus lares, llevando consigo los gérmenes del mal. Cuando don Bosco escribió la carta citada, la epidemia hacía estragos. El rey Humberto, que estaba de caza por las cercanías de Valdieri, voló al lugar del desastre, donde prodigó consuelos y socorros. Sólo la llegada de quinientas medallas señaló el momento de la disminución y, después, del término de la calamidad. La guadaña de la muerte arrebató los padres a muchos pobres niños. Preocupado por su infeliz suerte, el Santo mandó enviar a todas las casas salesianas la siguiente circular. ((**It17.232**)) Queridísimo Director: Como anuncian los periódicos, son ya varias las ciudades y pueblos de Francia y también de Italia, donde se dan casos de cólera. Ante semejante peligro, creo oportuno enviar algunos avisos a todas nuestras casas, recomendando a los prudentes Directores que los den a conocer a sus subordinados. Primero, recomiendo que, mientras dure el peligro, se imparta cada día en nuestras iglesias la bendición con el Santísimo Sacramento, dando también comodidad a la gente para tomar parte en ella, allí donde la iglesia esté abierta al público. En segundo lugar, recomiendo, lo mismo para los Salesianos que para todos los demás de la casa, que se guarden las precauciones que la prudencia cristiana aconseja para evitar la fatal enfermedad. Deseo, además, en tercer lugar, que, cuando sea necesario, nos prestemos para servir al prójimo, dentro de los posibles de nuestra condición, para asistir a los enfermos, socorrer espiritualmente y también recibir en nuestros hospicios a los pobres jovencitos que quedasen huérfanos y desamparados por causa de la epidemia. En este caso, empero, convendrá, ante todo, atenerse al juicio de la comisión sanitaria local, para que no haya peligro de contagio de la epidemia para los demás. Mientras te comunico estos avisos, imploro para ti y para tu casa toda suerte de bendiciones del cielo y envío los más cordiales saludos para ti y para todos esos mis queridos hijos. A 26 de agosto de 1884 Tu afmo. amigo, JUAN BOSCO, Pbro. P.D. El ofrecimiento para recibir en nuestros hospicios a los jovencitos pobres que quedasen huérfanos por causa del cólera, podrá hacerse a las Autoridades locales: al Alcalde, al Gobernador y Jefe de distrito. (**Es17.204**))
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