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era mi vivo deseo. Pero procuro hacer desde aquí
lo que puedo. Desde el día primero de agosto he
tenido cada mañana un recuerdo especial en la
santa misa por las ejercitantes, enviándoles al
final la bendición de María Auxiliadora. Seguiré
haciéndolo hasta el día de la Asunción de María al
Cielo.
Tenemos en estos días la gran dicha de
encontrarnos en la preciosa novena de la Asunción
y yo querría hablar con cada una de ellas y darles
un consejo, que les asegurase el camino del
Paraíso. Me parece realmente que, en estos
momentos, María Santísima está propicia y dice
así:
-Hijas mías, no tardéis en acabar de una vez
para siempre con el mundo. Es un enemigo que no
paga o paga mal y traiciona. Consagraos
generosamente a mi hijo Jesús por completo,
consagradle vuestros haberes, vuestra salud,
vuestro corazón; que ahora y siempre sean de Jesús
a costa de cualquier sacrificio, por grave que
sea. Queridísimas Hijas de María, dignaos rezar
por mí y comulgad una vez según mi intención, que
yo seguiré rezando por vosotras. Hasta vernos un
día en el Cielo con Jesús y con María. Así sea.
Don Juan Bautista Lemoyne fue enviado por el
Obispo a Fenestrelle para suplirle en una
conferencia a los sacerdotes, pero volverá esta
tarde o mañana por la mañana.
Monseñor Espinosa ha enviado una graciosa
crónica de la excursión hecha con los salesianos a
Patagonia. Viglietti la está traduciendo y ya la
verás antes de que se imprima.
Monseñor Chiesa me presta toda clase de
atenciones. Hoy, aniversario de su episcopado,
hemos hablado mucho de ti a la sombra del pino y
hemos brindado a tu salud.
>>Qué hace don Angel Savio? >>Cómo está?
Salúdale cariñosamente de mi parte.
>>Por qué no me das noticias de Gaia y de
Vigna? 1.
Dios nos bendiga a todos y María nos ayude a
marchar por el camino del Cielo.
Pinerolo, 6 de agosto de 1884
Afmo. amigo,
JUAN BOSCO, Pbro.
P.D. Saluda en el Señor a nuestras hermanas.
((**It17.215**)) En la
función de clausura de aquella tanda de ejercicios
para las hermanas, se encontraba, entre las que
iban a tomar el hábito, Eulalia Bosco, sobrina del
Santo, a quien le regaló este precioso escrito.
Mi buena Eulalia:
Bendije al Señor cuando tomaste la resolución
de hacerte religiosa y ahora le doy gracias de
todo corazón por haberte mantenido en tu buena
voluntad de romper definitivamente con el mundo y
consagrarte totalmente al buen Jesús. Haz con
gusto este ofrecimiento y piensa en la recompensa
del céntuplo en la vida presente y en el verdadero
premio, el gran premio de la vida futura.
1 Dos coadjutores, dedicados a la cocina y a
los quehaceres domésticos en la casa sucursal de
Nizza Monferrato.
(**Es17.190**))
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