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don Bosco. En la sesión del día dieciocho, habló
de la cuestión en estos términos:
-Yo estoy dispuesto a obedecer a don Bosco,
pero preveo dificultades y desórdenes. Creo que
don Bosco se ve empujado por otros a tomar
semejantes decisiones, pues antes estuvo siempre
por la unidad de mando.
Hízose, pues, como quedó establecido: don Juan
Bautista Francesia, director de los estudiantes,
don José Lazzero de los aprendices y, como
anteriormente, don Bosco, Rector. Pero el nuevo
sistema apenas si duró dos cursos escolares y
después se volvió al antiguo.
La reunión del día diecinueve acometió un tema
doloroso y delicado, pero impuesto por las
circunstancias. La enfermedad de don Bosco daba
que pensar seriamente; era también preciso
considerar el caso de una triste eventualidad y
prever sus efectos inmediatos: >>qué se debería
hacer para los funerales y qué medidas tomar para
la sepultura? Don Miguel Rúa opinaba que, si se
verificaba el temido desenlace, se pidiese permiso
al Gobierno para enterrarlo en la iglesia del
Oratorio y presentó algunos hechos, que probaban
la posibilidad de obtener la concesión. Se había
querido, en años anteriores, comprar un lugar en
el cementerio y el empresario Carlos Buzzetti
había gestionado en el Ayuntamiento la posibilidad
del contrato; pero ya no se encontraban espacios
vendibles. Don Juan Bautista Lemoyne propuso
colocar provisionalmente los restos mortales en un
nicho del cementerio para sacarlos después, cuando
estuviese preparado un panteón de nuestra
propiedad. Una gran tristeza ((**It17.207**)) pesaba
sobre todos. Intervino don Francisco Cerruti y
dijo que la cuestión que se discutía era de poca y
última importancia, y se pasó a otra cosa.
Nosotros comprendemos perfectamente que don
Miguel Rúa, que tenía la oportunidad de hablar
confidencialmente con el doctor Albertotti, médico
de don Bosco, y que conocía, por tanto, mejor que
nadie las condiciones reales del querido enfermo,
sentía el deber de hacerse violencia a sí mismo y
pensar en el futuro. Albertotti, por su parte,
había escrito que <>
1. Y, desde 1884, fuéronse acentuando en él la
disminución de la vista, la nefritis y la
debilitación de la médula espinal. El hijo del
médico que, por encargo del célebre especialista
Reymond, le examinó repetidas veces el fondo del
ojo con el oftalmoscopio de
1 DR. JUAN ALBERTOTTI, Chi era don Bosco.
Biografía físico-psico- patológica escrita por su
médico. Génova, Hermanos Pala, 1934 (obra
póstuma), pág. 83.
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