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Queridos hijos míos, escuchad, recordad y
practicad estos avisos que os doy. Advierto que
mis años declinan a su ocaso. También los vuestros
van pasando velozmente. Trabajemos, pues, con
celo, para que sea abundante la mies de las almas
salvadas, que podamos presentar al buen Padre de
familia, que es Dios. El Señor os bendiga y con
vosotros, a nuestros jóvenes alumnos, a quienes
saludaréis de mi parte, encomendando a sus
oraciones a este pobre anciano, que tanto los
quiere en Jesucristo.
Fiesta de Todos los Santos.
Afectísimo en Jesucristo,
JUAN BOSCO, Pbro.
Para el Oratorio en particular quedaban sobre
el tapete dos relevantes propuestas, que después
se redujeron a una sola. Se trató de cambiar el
Director o de poner dos. El Capítulo General de
1883 había deliberado que se nombrase un Consejero
profesional para toda la Congregación. Ninguno
parecía más apto para aquel cargo que don José
Lazzero; prevaleciendo, pues, la primera
propuesta, se elevaría a don José Lazzero a aquel
cargo; y se ((**It17.201**))
confiaría la dirección del Oratorio a don Juan
Bautista Francesia. Pero, como alguno dudara de
que don Juan Bautista Francesia se las tuviese
todas consigo para mantener el orden en el
Oratorio, don Bosco cortó así el debate, en la
sesión del cuatro de septiembre, después de dejar
que cada uno expresase su parecer:
-Es difícil encontrar una persona, que congenie
con todo el mundo y guste a todos. A uno le
parecerá demasiado dulce; a otro, poco
condescendiente; a un tercero, muy descuidada; a
un cuarto, excesivamente rigurosa. Somos hombres y
tenemos que hacer las cosas humanamente. Pongamos
nuestras resoluciones dentro de un plan de
posibilidades. Me parece que lo único por lo que
se puede criticar a don Juan Bautista Francesia es
por su excesiva bondad. Pero tiene tanta ciencia y
piedad como no es fácil encontrar en otros.
Trabajó durante mucho tiempo en el Oratorio y lo
conoce a fondo. Hace lo que se debe hacer y tiene,
además, gran conocimiento del Reglamento.
Por último, después de escuchar varias
observaciones, concluyó diciendo que don Juan
Bautista Francesia pasaría al Oratorio y don César
Cagliero tomaría la dirección del colegio de
Valsálice.
En cuanto a la propuesta de poner en el
Oratorio un nuevo Director, se presentaba la de
poner dos, uno para los estudiantes y otro para
los aprendices, pero independientes uno del otro.
La razón era la inmensidad del Oratorio, donde un
hombre solo no podía atender a la responsabilidad
de todo el complejo; cada taller, por ejemplo,
proporcionaba a la dirección el peso de todo un
colegio. Pero, una vez constituido este doble
régimen dentro del mismo ambiente, >>reinaría
(**Es17.178**))
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