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DON BOSCO.- Repito. Cada uno haga su papel.
También los miembros del Capítulo Superior hagan
únicamente lo que es propio de sus cargos,
librándose de otras ocupaciones. Por ejemplo, el
Consejero escolástico no lleve la dirección de
monjas. Don Miguel Rúa está agobiado por el
trabajo, por los asuntos materiales, los pagos,
los pleitos. El Catequista deje todo otra
ocupación ajena y procure conocer a todos los
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miembros de la Congregación; por tanto para
librarse de mucho trabajo y cumplir las reglas,
los acostumbre a dirigirse al Inspector de la
propia Inspectoría. Y los del Capítulo local del
Oratorio pónganse todos de acuerdo, si quieren que
las cosas marchen bien.
DON JOSE LAZZERO dice que los miembros del
Capítulo de la Casa tienen buen espíritu, pero que
hay que formarlos.
DON BOSCO.- El Director escúchelos
bondadosamente, estimúlelos a hablar, quite las
incomprensiones y los malos humores, soporte
también algún arranque repentino o debilidad
humana; sea tolerante y no brusco, sea anillo de
unión con la caridad. En cuanto a mí, ya no puedo
ir adelante en el estado de cansancio físico y
mental, en que me encuentro. Necesito que don
Miguel Rúa esté a mi lado para sustituirme en
muchas cosas y me ayude en lo que tengo dificultad
para despachar yo solo. Por tanto, que don Miguel
Rúa no tenga ya ocupación directa alguna en la
casa; y, en cuanto atañe a la Sociedad Salesiana,
dense a otros muchas de las ocupaciones que él
despacha y que serían propias de un ecónomo.
Estúdiese el modo de poner un procurador, que se
ocupe de herencias, créditos, deudas, pleitos,
contratos y testamentos. Encárguese de despachar
estos asuntos un sacerdote o un seglar, un abogado
o un procurador de profesión. Sea éste la cabeza
en lo contencioso y administrativo. Si don Angel
Savio quisiese asumir esta tarea, sería habilísimo
para desempeñarla.
Aún quiero notificaros dos cosas más con
respecto al Oratorio. El Director espiritual o
Catequista de la Congregación, si acepta a un
sujeto que quiere pertenecer a ella, y éste debe
quedarse en el Oratorio, informe de ello al
Director de la Casa. Los jóvenes que se aceptan,
tengan inclinación al estado eclesiástico.
Vigílese atentamente para que no se introduzca
en los muchachos el veneno de la inmoralidad. Si,
por desgracia, entra este veneno, se infiltra
inobservado, no se deja ver y acaba por causar un
daño general, que luego no es posible remediar. Si
no se quiere advertir a los muchachos, que han de
admitirse para el próximo curso, que sólo serán
admitidos los que aspiran al estado eclesiástico,
búsquese otro recurso, otro pretexto; pero
obténgase este fin, que yo me propongo.
DON JUAN CAGLIERO hace la siguiente propuesta
con respecto a los del cuarto y quinto curso: -En
cuanto vayan los jóvenes a sus casas para
vacaciones, escríbase a todos los que no se quiere
que vuelvan, diciéndoles que no serán aceptados
para el curso siguiente, si no renuevan la
petición de aceptación, a la que se contestará con
un sí o un no.
El Capítulo aprueba la propuesta.
DON BOSCO ordena que se formule y examine
semejante carta, que deberá ser redactada más o
menos en estos términos: Si no recibís una carta
de aceptación dentro de tal tiempo, buscad otro
lugar, donde acabar vuestros estudios. Hay que
excluir a los que pudiesen servir de mal ejemplo
para los otros y de daño para sí mismos. A ciertos
sujetos no se les debe tener ya en casa. Cuando
dan verdaderos indicios de no ser llamados al
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santuario y llevan una conducta equívoca, hay que
sacarlos del colegio y despedirlos. Hay que estar
atentos para no pasar estos estudiantes a la
sección de aprendices. Si se pone con los
aprendices a un estudiante
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