((**Es17.170**)
Don Bosco no dejaba las cosas a medio hacer;
hasta que sus ideas no estaban bien comprendidas y
puestas en marcha, no se cansaba de clavarlas en
la mente de quien debía ayudarle a realizarlas.
Por eso, la mayor parte del tiempo de la sesión
del día siete de julio, se dedicó al
restablecimiento del orden interior del Oratorio.
Primero, resumió sus instrucciones y, después,
escuchó a los demás.
DON BOSCO.- 1.° Unidad de mando: el Director
conozca bien las atribuciones de cada uno de sus
súbditos.
2.° Disponga que otro se informe y seleccione
la correspondencia; lea sus apostillas; encomiende
a persona de confianza que conteste las
confidenciales, pero no lo haga en presencia de
otros.
((**It17.191**)) 3.°
Acepte o despida al personal de la casa y a los
mismos alumnos con las condiciones, que se estimen
oportunas para cada caso. Pero, si surgen
dificultades relacionadas con los hermanos,
informe de ello al miembro del Capítulo Superior
encargado de tratar tales asuntos cuando haga
falta, pida también el parecer del Rector Mayor.
4.° Hasta donde sea posible, el Director
limítese a observar si las cosas se hacen por
otros subalternos; pero él no se entretenga en
asuntos determinados; proporcione predicadores,
confesores, profesores, asistentes en número
suficiente, y examine después si cada uno conoce
las reglas correspondientes, si las practica y las
hace practicar a sus dependientes.
En cuanto a la aceptación: a.-Admítase para
estudiantes únicamente a los que tienen voluntad
de abrazar el estado eclesiástico y,
preferiblemente, a los que dan algún indicio de
querer hacerse salesianos.
b.-Aléjese severamente a los que dijeren,
insinuasen o hiciesen algo reprensible contra la
moralidad. No se tema proceder en esto con
excesivo rigor.
c.-Dedíquese a un oficio, pero nunca al
estudio, a quien no frecuente la santa comunión y
descuide las prácticas de piedad.
d.-Alterne, el Director de buena gana con los
estudiantes fuera de la confesión, llámelos a
menudo en particular y pregúnteles por sus
necesidades, su salud, los estudios, las
dificultades, la vocación, etc., etc.
DON JUAN CAGLIERO y DON JOSE LAZZERO observan
que, en esta casa, son excesivas las atribuciones
del Director y de los otros miembros del Capítulo
local del Oratorio.
DON BOSCO. -Haga cada uno solamente lo que debe
hacer. El Catequista dé clase de catecismo, enseñe
a ayudar a misa, observe si se cumplen las reglas.
El Catequista es la llave del Oratorio y de toda
la buena marcha del mismo. El Director haga que
otros prediquen; si es necesario, dé a otro el
encargo de confesar.
Para él cada cosa particular del Oratorio es
per accidens (accidental). Su único y verdadero
cometido es vigilar continuamente todo y a todos.
DON JOSE LAZZERO observa que, en tal caso, el
Director no puede tratar directamente con los
jóvenes.
DON BOSCO le contesta que, si el Director no
puede llamar a los jóvenes, haga que los llame el
Catequista.
DON JULIO BARBERIS observa que lo más
importante para el Director es dirigir el
personal; y el personal del Oratorio casi llega a
setenta hermanos.
(**Es17.170**))
<Anterior: 17. 169><Siguiente: 17. 171>