((**Es17.166**)
DON JOSE LAZZERO se lamenta todavía de que
falta la unidad de dirección y de que no se le
apoya.
DON BOSCO pone fin a la reunión repitiendo
sobre qué puntos hay que señalar el resultado
práctico de la misma: 1.°, regular la aceptación
de los jóvenes; 2.°, sanear el ambiente la casa;
3.°, dividir, repartir, regular cargos, jóvenes,
patios, etc.
((**It17.186**)) No era
la primera vez, ni tampoco la última, como veremos
al año siguiente, que don Bosco hablaba de reducir
de esta manera el Oratorio a un vivero de
vocaciones eclesiásticas y, preferiblemente,
salesianas.
El veintisiete de enero, ya había expuesto a
don Juan Bautista Lemoyne el plan que él tenía
sobre el particular.
-Yo querría trasladar, había dicho, el cuarto y
quinto curso del bachillerato a San Benigno y sólo
para los que quisiesen quedarse en la
Congregación, haciendo antes firmar a los padres
una declaración por la que dejaban en plena
libertad a sus hijos. En el Oratorio sólo
quedarían los cursos primero, segundo y tercero.
Si un muchacho, al acabar el tercer curso, no
quiere quedarse con nosotros, intervengan en el
asunto los padres o su párroco. De este modo, se
quitaría una cantidad de bocas, que destripan
panecillos sin provecho y no se mantendría a
muchachos que, cuando nos podrían ser útiles, nos
los quitan los párrocos con halagos u otros
medios.
Precisó todavía mejor su pensamiento ante los
capitulares en la sesión del dieciocho de julio.
Léase y póngase en práctica lo deliberado por
el Capítulo. Nos equivocamos siempre en torno a la
conducta de los muchachos, porque las
calificaciones mensuales de las decurias son
siempre buenas. Cuando se conoce a un muchacho
como malo, no hay que ilusionarse con esperanzas
de cambio de conducta. Estas vacaciones procuraré
proveer al Oratorio del personal necesario y,
especialmente, de un catequista.
Preveo que, querámoslo o no, nuestras escuelas
deberán ajustarse al modelo de las llamadas
apostólicas. Por cuanto sea posible, acéptense
sólo aquellos muchachos que quieren ser salesianos
o ir a las misiones. Los muchachos, que se
aceptasen con esta condición y no quisiesen
después hacerse salesianos, paguen la pensión
entera, si desean continuar.
Al volver los muchachos de vacaciones, se
podrían hacer en seguida los ejercicios
espirituales. Después de las vacaciones, no se
acepte nunca a los jóvenes que vuelven de sus
casas sin el certificado de buena conducta firmado
por el párroco. Algunos regresan, sin haberse
presentado nunca al propio párroco, durante los
dos o tres meses que estuvieron en su pueblo. Y,
aun cuando algunos presentasen este certificado,
pídanse informes confidenciales al párroco,
prometiendo absoluta reserva.
Se verá también si es del caso reformar los
Capítulos de las casas y, especialmente, si los
catequistas están a la altura de su cargo. Sepa el
Consejero escolástico qué se hace en cada una de
las clases y ((**It17.187**))
visítelas con frecuencia. Cumpla cada uno con los
deberes de su cargo en la presencia de Dios.
(**Es17.166**))
<Anterior: 17. 165><Siguiente: 17. 167>