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saber nada del estado eclesiástico, pensarán en
resolver de otra manera sus asuntos. Los otros que
quieren quedarse con nosotros y tienen que
prepararse el examen para la reválida del
bachillerato, podrán estudiar el griego y las
matemáticas en San Benigno.
DON JUAN BONETTI aprueba lo que se ha dicho,
pero sostiene que esto debe ser una consecuencia y
no el principio de una reforma. Sería como cuidar
las hojas de un árbol cuando hay que atender a las
raíces.
DON BOSCO.- Ahora la cuestión que se propone es
la aceptación y la manera de echar fuera los
huesos rotos. Mientras tanto, un punto a estudiar
bien son las escuelas apostólicas, tal y como se
hace en los seminarios.
DON JOSE BERTELLO, preguntado por don Bosco,
responde que no cree conveniente establecer
escuelas apostólicas en el Oratorio. Tendríamos en
contra a los párrocos, a los Obispos, a los padres
y al gobierno. Por consiguiente no aprueba
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supresión del quinto curso del bachillerato. Está
firmemente convencido de que, para curar nuestros
males, hace falta: 1.°, disciplina, 2.°, severidad
en despedir a los que no van bien, 3.°, vigilar
escaleras, pasillos y patios no destinados a los
recreos.
DON JUAN CAGLIERO advierte, en cuanto a las
aceptaciones, que éstas tendrían que depender de
uno sólo; de lo contrario, sucederá que uno
aceptará las ovejas y otro los lobos, que son las
personas adultas, aceptadas por caridad y
destinadas a los diversos oficios.
DON BOSCO explica su idea de una catequesis
dominical para instruir a los jóvenes según
nuestros principios.
DON JUAN BONETTI vuelve a hablar de la
necesidad de cuidar las raíces e interpela a don
José Lazzero, quien, en su calidad de Director del
Oratorio, debe saber las cosas mejor que los otros
miembros del Capítulo. Por tanto, que hable él.
DON JOSE LAZZERO.- Ante todo, habría que
cumplir el reglamento de las casas, lo mismo que
en los demás colegios. Por consiguiente, debe
haber unidad de mando; de lo contrario, el cargo
de Director se reduce al de un humilde servidor.
En efecto, los alumnos expulsados, obtienen, antes
de salir, certificados de buena conducta de algún
miembro del mismo Capítulo, movido por su corazón
excesivamente bueno; como esto llega a
conocimiento de los jóvenes, menoscaba el orden o
la autoridad del Director. El Director queda
atado, etc.
DON BOSCO decide que se establezca una
Comisión, que estudie las medidas a tomar para
promover la moralidad en el Oratorio. Son elegidos
miembros de esta Comisión: don Miguel Rúa, don
Juan Bonetti, don José Lazzero, don Celestino
Durando y don Juan Cagliero. Se reunirán el lunes
a las dos y media de la tarde para comunicarse sus
propias reflexiones bien ponderadas. Don Juan
Bonetti queda encargado de pedir privadamente el
parecer a cada uno de los miembros del Capítulo de
la casa que se deja llevar por la bondad del
corazón; y a cada uno de los maestros y dar una
relación de ello a la Comisión del lunes.
DON JOSE BERTELLO propone: 1.°, distinción y
división absoluta de los internos en la casa en
tres grandes categorías: estudiantes, aprendices y
personas no pertenecientes a la Congregación; 2.°,
vigilancia de escaleras, corredores, etc.
DON JOSE LAZZERO hace notar que, antaño, los
grupos para salir de paseo se componían de sólo
veinticinco jóvenes. Ahora, en cambio, lo forman
todos los alumnos de un curso. Los paseos son un
gran peligro, si no se vigila. Lamenta también las
vacaciones, etc.
DON BOSCO concluye insistiendo sobre la
urgencia de tutelar la moralidad. Para lograrlo,
no hay que ahorrar personal, trabajo, fatigas ni
gastos.
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