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su coche. A este propósito, pone de relieve don
Carlos Viglietti dos cosas. La primera que, cuando
don Bosco ponía los pies en el palacio arzobispal,
comenzaba el portero a ir tras él y, a medida que
iba subiendo, todos los que encontraba a su paso,
criados, cocheros, secretarios, familiares, todos
lo seguían, de suerte que, cuando llegaba ante el
Cardenal, tenía consigo a toda la casa. A su vez,
apenas veían los jóvenes del Oratorio que se abría
de par en par el portón del patio y avanzaban los
dos caballos negros, que conocían muy bien,
acudían corriendo y vitoreando con énfasis y con
todo el corazón al Cardenal.
Se echaba de ver con evidencia el gran amor que
allí se tenía al Arzobispo.
Entre las felicitaciones llegadas a don Bosco,
es digna de mención la de la princesa Solms, a la
que visitó en Pegli, camino de Roma 1.
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aceptar para su querido día onomástico nuestros
mas sinceros augurios de felicidad. Nunca
olvidaremos su bondadosa visita, de la que
guardamos el mas feliz recuerdo, y esperamos que
se repita pronto. Nos encomendamos todos muy
encarecidamente a sus santas oraciones. Le pedimos
especialmente tenga a bien rezar por la salud de
todos nosotros; que mi querido hermano Alberto
tenga pronto curada su pierna todavía tan débil y,
asimismo, que Dios se digne conceder, a mi buen
hermano Jorge, el hijo tan deseado. Ruego a V. S.
tenga a bien acoger estas mis peticiones con toda
su bondad. Besa su mano y se profesa, con la más
alta estima, su atenta y segura servidora ISABEL,
princesa SOLMS>>. El mayor de sus dos hijos fue
más tarde al Oratorio para ver a don Bosco; mas,
al no encontrarlo en Turín, entregó su tarjeta de
visita a don Celestino Durando. Le invitaron a
esperar su pronto regreso, pero el joven no pudo,
porque tenía que ponerse en viaje hacia Prusia.
Antes y después de su visita, entró a rezar en la
iglesia de María Auxiliadora y habló y actuó de
tal modo que don Celestino Durando creyó que era
católico.
Sucedíanse las fiestas una tras otra La
proximidad del día onomástico de don Bosco no
había mermado importancia a la fiesta de san Luis,
que se celebró el domingo anterior, día veintidós
de junio. Hubo la tradicional iluminación, los
fuegos artificiales de siempre y la acostumbrada
procesión. Celebró de pontifical monseñor Chiesa,
obispo de Pinerolo y gran amigo de don Bosco. El
jueves, día veintiséis, festejó don Bosco a su
Santo con sus hijos del colegio de Lanzo.
Las dos reuniones de antiguos alumnos se
hicieron en julio. La de
1 Pegli, 24 de junio. Véase más atrás pág. 63.
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