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Todas las órdenes procuran celosamente no darlos a
conocer a otros. >>Y si hubiese realmente caducado
algún privilegio?
A pesar de todo don Bosco se lanzó a actuar
personalmente y con rapidez. Pasó los días once,
doce y trece de mayo consultando con el abogado
Leonori y con varios monseñores amigos suyos,
haciendo siempre hincapié en la explícita voluntad
del Papa. Se hicieron indagaciones en los archivos
de la Congregación de Obispos y Regulares y sólo
se encontró un Breve, que comunicaba los
privilegios de los Redentoristas a los Oblatos;
pero él logró hacerse con el elenco de los
privilegios de éstos. Ya no quedaban más que las
gestiones de oficio y creyó que podía salir de
Roma; tanto más cuanto que, en estos asuntos no se
suele tener prisa en Roma.
Pero se ingeniaba en Turín por encontrar la
manera de solicitar el efecto de las promesas del
Papa, manteniendo relación epistolar con monseñor
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Masotti y dando prisas al Procurador. Un mes
después de salir de Roma, renovó la súplica al
Papa. Repetía en ella las partes esenciales de la
anterior y añadía la petición explícita de que se
comunicaran a los Salesianos los privilegios
concedidos por León XII a los Oblatos de la Virgen
María, los cuales, a su vez, habían obtenido por
comunicación los de los Redentoristas 1.
En la reunión capitular del veintisiete de
junio. don Bosco pudo anunciar que se había
extendido el decreto de los privilegios por
comunicación, mas no con los Oblatos, sino con los
Redentoristas; que el decreto visto y leído por
don Francisco Dalmazzo contenía magníficos elogios
de la Congregación Salesiana; que estaba incluida
la exención de la jurisdicción episcopal; y que no
le faltaba al decreto más que la firma del
cardenal Ferrieri, el cual había dicho que, si así
lo quería el Papa, él se lavaba las manos.
Pero >>y por qué ya no era la comunicación con
los Oblatos? Había habido unas intrigas
dilatorias, que, sin embargo, habían resultado
ventajosas para don Bosco. En un primer momento,
el secretario Masotti, desde luego no por
iniciativa personal, había negado en presencia de
don Bosco la existencia misma de la comunicación a
los Oblatos; pero los archivos dieron la
respuesta. Entonces, consideradas las insistencias
del Papa para que se acabase de una vez con las
demoras, monseñor Massotti observó al Padre Santo
que los Oblatos no tenían privilegios
particulares, y era verdad, como acabamos de
decir.
->>Y eso qué importa? replicó el Padre Santo.
Haga un decreto semejante al que ellos tienen.
1 Apéndice, Doc. 19.
(**Es17.126**))
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