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Sumo Pontífice se alegró mucho. Monseñor
Vitelleschi parecía favorable. Prometía, aseguraba
todo su apoyo, de suerte que yo confiaba
plenamente en él, teniendo como cierto el buen
resultado del asunto. Pero, cuando se reunió la
Sagrada Congregación, Vitelleschi se mantuvo tan
resueltamente contrario, que todos los Cardenales,
antes favorables a nosotros, votaron negative 1.
La segunda noticia, que le llevó don Francisco
Dalmazzo a Sampierdarena, pareció que debía
quitarle todo temor del lado más difícil. Es
sabido que el más enérgico opositor a la concesión
de los privilegios era el cardenal Ferrieri, a
quien, por ser Prefecto de la Congregación de
Obispos y regulares, correspondía de oficio tratar
todo el asunto 2. Pues bien, ocurrió que este
Eminentísimo Cardenal sufrió el veinticinco de
marzo un ataque de parálisis, que le dejó sin
fuerzas, y, mientras se encontraba en peligro de
vida, se mostraba propenso a ceder sobre aquellos
benditos privilegios, si curaba. En los primeros
días, la singular coincidencia de aquel
veinticinco de marzo debió tenerlo algo
preocupado. El hecho es que mandó varias veces
avisar al Procurador que presentara rápidamente
una lista detallada de los privilegios que se
deseaban. Don Bosco, más positivo que don
Francisco Dalmazzo, observaba:
-Puede ser que Ferrieri se sienta movido a
ceder más por las cartas del cardenal Alimonda que
por su enfermedad... ((**It17.132**)) Desde
luego, especificar detalladamente los privilegios
es un trabajo ímprobo.
Don Francisco Dalmazzo sólo estuvo allí dos
horas y partió para Roma, donde al poco tiempo
menguó su optimismo, puesto que el ilustre
enfermo, por quien don Bosco había ordenado
oraciones, apenas desaparecido el peligro, volvió
a alegar los consabidos motivos para la consabida
denegación. Tenía arraigada en el alma la
convicción de que la Congregación de don Bosco no
podría sobrevivir a su Fundador.
El cardenal Nina, como lo había prometido,
defendió con celo la causa de don Bosco ante el
Padre Santo, como él mismo lo refirió a don
Francisco Dalmazzo.
-Padre Santo, habíale dicho, >>por qué no
conceder estos privilegios también a don Bosco?
>>Acaso su instituto es distinto de los demás?
Ahora bien, si se conceden estos privilegios a los
otros, >>por qué
1 Estas y otras noticias del capítulo segundo
proceden de unas notas de viaje tomadas por don
Julio Barberis, que acompañaba al Santo por
Francia.
2 A él aludía el cardenal Nina en la carta que
acabamos de presentar.
(**Es17.120**))
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