((**Es17.115**)
súplica al Padre Santo, adjuntando el memorial
enviado a los dos Cardenales y anteponiendo una
breve aclaración en lengua latina 1. Decía en la
súplica:
Beatísimo Padre:
Humildemente postrado a los venerados pies de
V. S. imploro una señalada gracia para la Pía
Sociedad de San Francisco de Sales. El Sumo
Pontífice Pío IX, vuestro glorioso antecesor,
comenzó a favorecer a esta Congregación desde sus
comienzos. Trazó sus Constituciones el año 1858,
las alababa el 1864, las aprobaba el 1869 y les
concedía específica y definitiva aprobación el 3
de abril de 1874.
La enriqueció después con diversos favores
espirituales, algunos de los cuales, por ser
concedidos ad tempus y otros vivae vocis oraculo,
tuvieron en la práctica serias dificultades. Estas
fueron superadas por otras Congregaciones
Eclesiásticas, gracias a la comunicación de los
Privilegios.
El mencionado Pontífice Pío IX estaba para
conceder este señalado favor, cuando plugo a Dios
llamarlo a Sí.
Permitidme ahora, Beatísimo Padre, hacer una
breve exposición sobre la comunicación de los
Privilegios y sobre las causas especiales, que me
mueven a suplicar su obtención.
En la <> demostraba cómo, hacía ya tres
siglos, solían los Sumos Pontífices conceder
privilegios per communicationem, lo mismo a las
Ordenes religiosas de votos solemnes que a las
Congregaciones Eclesiásticas de votos simples. En
efecto, León X concedió la recíproca comunicación
de los privilegios a todas las Ordenes
mendicantes; Clemente VII ((**It17.126**))
comunicó a los Teatinos todos los privilegios y
favores espirituales concedidos o por conceder a
los Canónigos Regulares; y, más tarde, concedió a
los religiosos de la Regular observancia los
privilegios y gracias espirituales de cualquiera
Orden religiosa. En el mismo siglo XVI las
Congregaciones de votos simples, aunque habían
obtenido por concesión directa algunos
privilegios, sin embargo, para que entrara en
vigor para todos la misma regla, se comenzó a
concederles también los privilegios de las Ordenes
religiosas, como lo hicieron Paulo IV y san Pío V
con los Teatinos. En el siglo siguiente, Urbano
VIII tuvo igual bondad con los Padres de la
Misión; y dígase otro tanto de otros Pontífices
para con los Jesuitas, los clérigos Regulares de
la Madre de Dios, los Píos Operarios, los
Ministros de los Enfermos, el Oratorio, los
Hermanos de la Doctrina Cristiana, los
Pasionistas, los Redentoristas y, por último, para
con los Oblatos de María en 1826 y con el
Instituto de la Caridad en 1838. Con este medio,
quisieron los Papas
1 Apéndice, Doc. núm. 15.
(**Es17.115**))
<Anterior: 17. 114><Siguiente: 17. 116>