((**Es16.77**)
hubiese que encaminar las negociaciones para la
aprobación de las Reglas, el favor del Arzobispo,
pensaba don Bosco, le ayudaría mucho para conducir
felizmente la nave al puerto. En cambio, no
pensaba lo mismo monseñor Manacorda, obispo de
Fossano, que hubiera preferido a monseñor Colli,
obispo de Alessandria; tampoco era de este parecer
Pío IX, quien no ocultó a don Bosco su sentir,
como ya tuvimos ocasión de recordar.
Y, desgraciadamente, las rosadas esperanzas no
tardaron en marchitarse. Ya en su primera homilía,
manifestó y remachó el Arzobispo la idea de que su
elección había sido un rasgo inesperado de la
Providencia, al que no había contribuido favor
humano de ninguna clase. ((**It16.82**)) Los que
le conocían a fondo entrevieron enseguida en estas
palabras la intención de excluir toda intervención
de don Bosco. El hecho es que, en las
conversaciones familiares, se explicaba sin
ambages, repitiendo que nada debía a don Bosco y
que era el Espíritu Santo quien lo había puesto al
frente de la archidiócesis de Turín. Insinuaciones
de personas malintencionadas debieron influir en
su ánimo tan sensible en punto a autoridad. Sin
embargo, las relaciones con don Bosco fueron
buenas durante los primeros meses. Los síntomas de
frialdad comenzaron a manifestarse en abril de
1872, cuando se trató de presentar algunos
salesianos a las sagradas ordenaciones. Después,
hubo un tira y afloja hasta el 24 de octubre,
cuando recibió don Bosco una carta del Arzobispo,
que empezaba así:
<>
Fácil es imaginar con qué suspensión de ánimo
leyó don Bosco este prolijo y mesurado exordio.
Después de enunciar la tesis de que <> y declarar que para obtener este
fin sabría también <>, el Arzobispo llegaba directamente a lo
importante.
Un decreto de la Congregación de Obispos y
Regulares del 9 de marzo de 1869 concedía a don
Bosco la facultad de las cartas dimisorias, mas
sólo para los jóvenes que habían ingresado en el
Oratorio antes de los catorce años. Para
asegurarse de que los candidatos habían(**Es16.77**))
<Anterior: 16. 76><Siguiente: 16. 78>