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Al oír <>, se arrodilló ante él,
pidió que le bendijese y, dando gracias al Cielo
por aquel encuentro, que consideraba como un
insigne favor, añadió enseguida:
-Monseñor se alegrará mucho de recibirle.
Espere un instante, voy a avisarle; para usted no
hay hora de audiencia; yo me hago responsable.
Efectivamente, al oír su nombre, dijo el
Obispo:
-íOh! Hágale subir inmediatamente.
Qué sucedió entre Monseñor y don Bosco, nadie
podrá saberlo;
pero el secretario que, en su ancianidad gustaba
repetir la narración de aquella recepción fuera de
hora, solía decir que el Obispo quedó
profundamente impresionado y hablaba de ella con
viva satisfacción, considerando una gran dicha
haber tenido en su casa unos instantes a aquél, a
quien todos consideraban como un santo.
Después de la breve estancia en Moulins, don
Bosco fue a Turlon-sur-Allier, pueblecito de los
alrededores, y se dirigió al castillo del lugar,
habitado entonces por la condesa de Riberolles y
su hija la marquesa de Poterat, viuda al poco de
su casamiento. Las dos ricas y caritativas
señoras, admiradoras y bienhechoras de don Bosco,
le esperaban como al ángel consolador en medio de
su pena familiar; la marquesa de Poterat ((**It16.77**)) sufría
además una enfermedad que le duró toda la vida 1.
Detúvose allí hasta el día dieciocho y celebró
misa en el oratorio privado del castillo. El
altar, en que celebró el divino sacrificio, fue
regalado por el actual propietario, señor D'AlŠs,
hermano del docto jesuita de este nombre, al
monasterio de las Carmelitas de Moulins, que lo
colocaron en su capilla, dedicándolo a santa
Teresa del Niño Jesús y considerándolo como una
preciosa reliquia del Santo 2.
1 Era cuñada de monseñor de Poterat, que fue
director de la Oeuvre de Jeunesse en Orléans y
sucedió, más tarde, a monseñor de Ségur en la
presidencia la Union des Oeuvres Catholiques,
especie de federación precursora de la Acción
Católica actual. El año 1882 había enviado veinte
mil francos para la iglesia del sagrado Corazón
(Archivo Inspectorial de Roma).
2 Aquel secretario era el canónigo Nény, que
murió siendo vicario General de la Diócesis. De él
recibió estas noticias su amigo el abate Giraud,
decano actualmente del Cabildo de la Catedral y
éste nos ias comunicó a nosotros por medio de la
señorita De Rancourt de Montluçon (Moulins, 18 de
octubre de 1933).(**Es16.73**))
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