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Existía en Lyon el Patronage de Notre Dame de
la GuillotiŠre, en el que unos celosos sacerdotes
y seglares, inspirándose en el programa salesiano,
trabajaban, desde hacía algunos meses, en
consolidar una obra nueva bajo el nombre de Obra
de los talleres de aprendizaje. Naturalmente los
promotores pensaban que una visita de don Bosco
daría mucho realce a la empresa, y don Bosco no
podía dejar de manifestar toda su simpatía por una
obra, que respondía tan de cerca a su propia
misión.
El abate Boisard, de quien había partido la
idea de la fundación y era, además, director del
Patronage, antes de poner manos a la obra, había
pasado un mes en el Oratorio durante el año 1882.
Su deseo era el de hacerse salesiano; mas, por
consejo de don Bosco mismo, había vuelto a su
patria para actuar por su cuenta. Era hombre de
espíritu detallista y no sabía concebir una
escuela profesional sin todos los adelantos de la
técnica contemporánea, mientras don Bosco prefería
comenzar a actuar con los medios de que disponía,
para llevar después, paso a paso, sus obras hasta
la ansiada perfección.
-He visitado sus talleres, había dicho en los
primeros días a don Bosco, pero me parece que
técnicamente son algo defectuosos.
-Tiene usted razón, le contestó el Siervo de
Dios. Observe, sin embargo, que no tenemos obreros
externos y que nuestros Hermanos no están todavía
completamente formados. Usted que puede hacerlo
mejor, pruébelo en Lyon.
Y el buen sacerdote lo probó; pero sus talleres
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llevaban una vida lánguida, mientras los de don
Bosco se desarrollaron y fueron progresando
constantemente. Don Bosco colocaba la perfección
en el punto de llegada; el otro, en cambio, ya la
quería en el punto de partida.
Pero le habían impresionado en el Oratorio dos
cosas, a saber: la práctica del método preventivo
y el espíritu de piedad. Volvió a su tierra
ilustrado y entusiasmado, tanto que, el día quince
de octubre siguiente, inauguró el primer taller
con doce aprendices. En la pública recepción, que
hizo a don Bosco, narró la historia de su reciente
creación y concluyó diciendo:
-Apenas si estamos en los principios, pero la
obra crecerá, porque la organización y su carácter
son los que yo vi en plena marcha en Turín. Como
un simple discípulo, he dicho lo que es esta obra
de Lyon; pero ahora el maestro nos enseñará qué
debe ser y qué será con la gracia de Dios y de los
lioneses.
Don Bosco con un lenguaje pintoresco 1 y, como
dice un testigo
1 Echo de FourviŠre, 12 de abril de
1883.(**Es16.64**))
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