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Oh gloriosa Santa Ana, obtenednos del Señor
salud, santidad y perseverancia hasta el paraíso
-paraíso -paraíso.
Turín 1, 26 de julio de 1887.
Afectuosísimo hijo,
JUAN BOSCO , Pbro.
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Señora Condesa Colle:
Bendito sea Dios y siempre agradecida la Virgen
Santísima.
La gracia o la curación del señor Conde Colle
es verdaderamente algo admirable. Muchas veces
había yo dicho y escrito: -Si a Dios place,
llámeme a mí a la eternidad, pero conceda todavía
((**It16.723**)) tiempo
a su hijo el señor Conde Colle para que pueda
continuar su protección a nuestros misioneros y a
nuestra naciente Congregación. Dios ha querido
elegir el día de mi nacimiento para darme tal
noticia.
Gracias sean dadas siempre a la Santísima
Virgen. Es la noticia más agradable. También le
escribirá don Miguel Rúa; tenga usted paciencia
para leer esta mi mala letra.
Sea siempre María nuestra protectora. Siga, por
favor, rezando por este pobre sacerdote que
siempre le quiere como un hijo,
Lanzo, 14 agosto 1887.
JUAN BOSCO, Pbro.
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Mi querido y óptimo amigo:
Espero en el Señor que seguirá mejorando y que
la señora Condesa y usted disfrutarán de una salud
normal. Nosotros hemos rezado siempre con esta
intención, pero lo haremos de un modo especial el
día de la Natividad de María Santísima.
Yo sigo en Valsálice: don Miguel Rúa está en
nuestro colegio de Este, dirigiendo los ejercicios
espirituales de los Salesianos de Lombardía. El
sábado estará aquí conmigo.
Ha pasado aquí unos días con nosotros don Pedro
Perrot y hemos tenido ocasión de hablar sobre su
curación, la salud de la señora Condesa y de su
señora hermana.
Que Dios nos bendiga y la Santísima Virgen nos
guíe en medio de todos los peligros, hasta que
lleguemos al Paraíso.
Mis saludos para todos,
Turin, 6 de septiembre 87.
Su
humilde y afectuoso hijo,
JUAN BOSCO, Pbro.
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