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Para que Dios les conceda largos y felices
años, el día de Navidad, se celebrará la santa
misa según su intención.
Monseñor Cagliero ha ido a Roma, y me ha
asegurado que pedirá al Padre Santo una bendición
especial para ustedes. Volverá el día veintidós de
este mes, y entonces se fijará la salida para
Tolón, Marsella, América.
Que Dios les bendiga y conserve a los dos en
buena salud, y tengan a bien rezar también por
este pobre sacerdote, que les quiere y les querrá
siempre, como un hijo en J. C.
Turín, 17 de diciembre de 1884.
Agradecido,
JUAN BOSCO, Pbro.
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Mi querido y caritativo Conde:
Quisiera visitarle personalmente para
agradecerle tantos beneficios. Ya que no puedo de
viva voz, lo hago por escrito, y así cierro el año
expresando mi agradecimiento a ustedes, señor
Conde y señora condesa Colle.
Bendito sea Dios y démosle gracias por habernos
conservado con buena salud y también, como espero,
en su santa gracia.
Entre otras obras buenas, usted ha pagado por
don Pedro Perrot las deudas de La Navarre: el
Señor no dejará de recompensarle con largueza, y
nuestros pobres huérfanos rogarán continuamente
según sus intenciones. íQué afortunado es don
Pedro Perrot que tiene tales pagadores!
Y, >>por qué no podemos encontrar en Italia
bienhechores semejantes?
íSi hay uno así en Italia, que venga a pagar
setenta y cinco mil francos que debe desembolsar
don Miguel Rúa para nuestros misioneros ((**It16.703**)) de
América; y otro tanto casi igual, para el ajuar y
el pasaje de los que deberán partir cuanto antes!
>>Y por qué no viene a pagar las deudas de
nuestras casas de Turín, y de la iglesia y la casa
de Roma?
La razón es clara: íen toda Francia e Italia no
hay más que un solo conde Colle! íBendigamos mil
veces al buen Dios, para que el señor Conde y la
señora Condesa Colle vivan para ayudarnos,
sostenernos y apoyarnos en nuestras dificultades!
Que Dios les conserve en buena salud, les conceda
la gracia de vivir muchos años felices en la
tierra, en recompensa de su caridad; y,
finalmente, les dé en la otra vida el verdadero
premio, el gran premio de la morada en el cielo,
donde tengo la firme esperanza de que nos podremos
encontrar con Jesús y María y con nuestro querido
Luis para alabar a Dios y hablar de El por toda la
eternidad.
El jueves, primero del año 1885, se rezará y se
harán comuniones por ustedes en todas nuestras
casas.
Tengan a bien encomendar a Dios también a su
pobre.
Turín, 20 de diciembre del 84.
Su
seguro y humilde servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
(**Es16.580**))
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