((**Es16.578**)
para aliviarlo; pues efectivamente, él se ha
convertido en protector nuestro en el Paraíso y
seguirá protegiéndonos hasta que nos reciba en la
felicidad eterna.
Cuando estaba en Pinerolo, pensé seriamente que
si usted y la señora Condesa pudieran ir a pasar
los meses de más calor a Pinerolo, les iría muy
bien para su salud. >>No se les podría preparar
una vivienda para esos meses? Hay que hablarlo
para el próximo año.
((**It16.700**)) Que
Dios le bendiga y conceda muchas satisfacciones en
la tierra, pero con toda seguridad, la gran
satisfacción con Jesús y María en el Paraíso.
Turín, 23 de agosto de 1884.
Afectuosamente, como hijo,
JUAN BOSCO, Pbro.
38
Mi querido y caritativo señor conde Colle:
El cólera ha hecho estragos en varias comarcas
de Francia y ahora está atacando a Italia de
manera espantosa. Nuestras casas y nuestros
muchachos se han librado, hasta ahora, pero la
beneficencia ha disminuido de manera alarmante;
así que nos encontramos en grave dificultad para
atender los gastos que reclaman las construcciones
y el mantenimiento de nuestras obras.
Si, por tanto, puede usted echarnos una mano y
acudir en nuestro auxilio, será, como siempre,
nuestro valedero apoyo. Con todo, si por
encontrarse en La FarlŠde, y ante la imposibilidad
de volver a casa por causa del cólera, y eso le
causa incomodidad, ruégole siga tranquilo en su
finca, y nosotros ya buscaremos cómo salir del
paso. Pero se lo recomiendo, no se preocupe, si
las circunstancias le impiden hacer el bien.
En este momento me trae el cartero su amable
carta. Ruégole, señor Conde, tenga a bien
considerar como no dicho lo que le había advertido
con respecto a nuestro estado económico. Más bien
me apresuro a expresarle mi satisfacción porque
usted y la señora Condesa disfruten de buena
salud. He dado noticias de ustedes a todos los
directores aquí reunidos; se han alegrado mucho y
cada uno de ellos asegura que reza y hace rezar a
sus muchachos por su felicidad espiritual y
temporal.
Agradezco de corazón a la señora Condesa que se
haya dignado rezar por este pobre en estos días.
Que la Santísima Virgen se lo pague con largueza.
Ya ve, señor Conde, que no estoy en condiciones
de escribir ni de una forma pasable; tenga
paciencia para leerme. Procuraré hacerlo mejor
otra vez.
Acepte los humildes saludos de todos sus
Salesianos y de éste que, con filial afecto, será
siempre en J. C.
Turín, 10 de septiembre del 84.
Su seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
((**It16.701**))
39
Mi querido señor Conde y muy respetable señora
Condesa:
Mañana comenzamos la novena de Todos los Santos
y no quiero permitir que pase ese día sin
recordarles a ustedes ante el Señor, pidiendo por
sus intenciones.
(**Es16.578**))
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