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íYo lo hago con toda mi alma! Todos los días les
recuerdo en la santa misa.
Usted acaba su preciosa carta con palabras
cuyos sentimientos se comprenden muy bien.
Comendador totalmente dispuesto a dejarse
mandar por don Bosco 1.
Pero íusted no lo sabe! Don Bosco siempre tiene
sus bolsillos vacíos y don Miguel Rúa es
insaciable buscando dinero. Que >>cómo se las va
usted a arreglar? Nosotros procuraremos ser
siempre muy discretos y estar siempre muy
contentos al recibir la caridad que usted nos
prodiga para ayudarnos a salvar almas para Dios.
Usted comprende, señor Conde, que la conclusión
de esta carta, es una broma y que mi letra es mala
y, por tanto, resulta difícil hacerme entender.
Que Dios les bendiga, querido señor Conde, a
usted y a la Señora Condesa. María Auxiliadora les
conserve en buena salud, y siempre por el camino
del cielo.
Todos los de casa, sacerdotes, clérigos y
muchachos, les envían sus saludos, se encomiendan
a sus oraciones y mañana recibirán la santa
comunión según sus intenciones.
Turín, 5 de julio de 1884.
Su seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
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Muy querido amigo:
Acabo de llegar en este momento 2 a la casa de
campo del señor Obispo de Pinerolo. Mi salud
estaba quebrantada en Turín por el gran calor.
Aquí, a duras penas, se ve uno libre del fresco y
yo me encuentro muy aliviado. Tengo conmigo a don
Juan Bautista Lemoyne y el Obispo me colma de
atenciones.
Todos los días sigo con la ansiedad de que se
extinga el cólera y bendigo al Señor que hasta el
presente le ha preservado.
Nuestras oraciones, señor Conde, las comuniones
de nuestros muchachos y la bendición que todos los
días se imparte en el altar de María Auxiliadora,
se elevarán continuamente a Dios para alcanzar la
conservación de su salud y la de la señora
Condesa.
Don Pedro Perrot me ha dado varias veces
noticias de usted y toda la casa lo celebra,
cuando podemos tener buenas noticias de su salud.
En este momento el viento y el frío me hacen
tiritar y tengo que levantarme del escritorio y
ponerme el gabán. Ya ve usted qué cambio en muy
pocas horas. Pero estoy en una montaña.
Me agradará mucho, señor Conde, me dé de vez en
cuando noticias suyas y de la señora Condesa,
puesto que su salud nos preocupa en estos días
como una cosa de primera importancia.
1 Don Bosco obtuvo también para el Conde el
título de Comendador de San Gregorio Magno.
2 Había llegado el diecinueve a Pinerolo, desde
donde, al día siguiente, tras haber pernoctado en
el palacio episcopal, subió a la casa de campo.
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