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Entonces no se llegó a ningún acuerdo, porque
la propietaria no quería vender. Ahora, en cambio,
quieren vender la casa y los terrenos adyacentes.
El asunto nos conviene por todos los aspectos;
nuestros amigos y todos los Salesianos lo
aconsejan y lo desean; pero el precio sería mucho
más alto. Entre el terreno, siete mil kilómetros
1, árboles y edificios importaría la cantidad de
cien mil francos.
Yo no quiero ser indiscreto; pero tampoco
quiero desentenderme de una ((**It16.694**))
adquisición que pondría a punto toda la casa, el
oratorio festivo, los talleres y las escuelas. Por
tanto, señor Conde, >>podrá ayudarnos, en un
tiempo más o menos largo, a conseguir esa
cantidad?
Le hablo con plena confianza, porque, llevado
de su gran caridad, me ha dicho muchas veces que
ponía su bolsa en mis manos para todo lo que
pudiera contribuir a la mayor gloria de Dios.
Piense un poco en este asunto y respóndame con
la misma confianza con que yo me he dirigido a
usted.
Creo que habrá recibido una de mis cartas hace
unos días.
Aquí renuevo mis sentimientos de gratitud y
reconocimiento a usted, señor Conde, y a la señora
Condesa, y con la esperanza de verles y hablarles
personalmente en el próximo mes de marzo, tengo la
satisfacción de profesarme en J. C.
Turín, 21-2-84.
Su seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
P. D. Mi salud ha empeorado algo, por lo que
sigo prisionero en mi habitación, pero los médicos
me dicen que, en el mes de marzo, podré hacer un
viaje, que me vendrá muy bien, al mediodía de
Francia.
30
Muy querido señor Conde:
He recibido su magnífica carta; pero no quiero
que me dé ninguna explicación de por qué hace o
deja de hacer una cosa.
Basta que usted me permita exponerle mis
necesidades y yo quedaré tan contento de su sí,
como del no. Pienso cada día en rogar por usted y
por la señora Condesa, y así, todas las mañanas,
tengo un recuerdo especial en la santa misa, según
sus intenciones.
Los médicos me han dicho que vaya a nuestras
casas del sur y el sábado, si Dios quiere, saldré
para Niza con don Julio Barberis. Desde allí,
espero hacerle alguna visita para bendecir e
inaugurar nuestra, o mejor dicho, su iglesia de La
Navarre.
Al mismo tiempo, podremos hablar, y yo le
explicaré mejor las ideas que tengo para hacer el
bien; pero, dándole gusto, en todo lo que pueda
hacerle feliz aquí en la tierra y después en el
cielo.
((**It16.695**)) La
bendición de nuestro Señor esté siempre con usted
y con la señora Colle y créame con la mayor
gratitud en J. C.
Turín, 27-2-84.
Su humilde servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
1 Curiosa errata, en lugar de siete mil metros
cuadrados.
(**Es16.573**))
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