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Muy querido y caritativo señor Conde:
Tengo por fin que cortar toda dilación y dar
señal de vida para muchas cosas.
Ante todo, le agradezco la munificencia que
usted, señor Conde, nos ha prodigado en distintas
ocasiones. Si hemos logrado progresar en las
misiones de América del Sur y especialmente en la
Patagonia, lo debemos a usted, a su caridad.
Pueden estar satisfechos usted y la señora
Condesa; las almas, que nuestros misioneros
conquistaran para el cielo, serán portadoras de
las llaves del paraíso para usted y para su
esposa.
Ahora ayuda usted a otras casas y a otros
salvajes que, mediante sus buenas obras, recibirán
la fe, aumentando así el número de almas que
rezarán por ustedes.
Me alegro mucho de que el vermut les haya
llegado en buenas condiciones. Es una pobre
manera, pero única, que tenemos para decirles que
les estamos agradecidos, que les queremos, que
rezamos por ustedes de una manera muy particular.
Tengo otra grata noticia que darle. La casa de
Mathi ha sido comprada el 10 de octubre. Y ya está
arreglada y ocupada por unos cincuenta jóvenes,
que no cabían en la casa de San Benigno y ahora se
encuentran allí, estudiando con ahínco para
sacerdotes.
Esta casa ha sido bendecida y dedicada al Señor
el jueves pasado con el título de Casa de San
Luis, con el fin de recordar siempre a nuestro
querido Luis y a toda su familia. Es la primera de
nuestras casas que lleva ese título. Bendito sea
Dios.
La casa comenzada, junto a la iglesia de San
Juan Evangelista, a pesar de la premura que nos
hemos dado, no ha llegado todavía a la techumbre.
La construcción está todavía en la tercera planta.
Se está trabajando sin tregua.
Toda la Congregación Salesiana le presenta sus
saludos y, el sábado, celebraremos ((**It16.692**)) una
misa según su intención y la de la señora Condesa
en el altar mayor de la iglesia de María
Auxiliadora; nuestros muchachos comulgarán y
rezarán según su intención.
Muchos saludos y felices fiestas, señores
Condes. Dios les bendiga y la Santísima Virgen les
proteja siempre; tengan a bien rezar por su
Turín, 4 de diciembre del 83.
Afectísimo como un hijo,
JUAN BOSCO, Pbro.
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Señor Conde y señora Condesa Colle:
Ya saben que todos los días, mañana y tarde,
hacen los Salesianos oraciones especiales por
ustedes y que el pobre sacerdote que escribe les
recuerda todas las mañanas en la santa misa de un
modo especial. Pero, en estos días, quiero
hacerles un regalo que ciertamente les será muy
agradable.
La noche de Navidad, si Dios quiere, celebraré
las tres misas, y todos los Salesianos y nuestros
muchachos rezarán y ofrecerán numerosas comuniones
según las intenciones de ustedes. Nuestras
oraciones serán dirigidas al Niño Jesús,
pidiéndole
(**Es16.571**))
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