((**Es16.567**)de La
Navarre; usted puede ayudarnos calculando la
oferta que hace por nuestro orfanato, que puede
representar acciones de la Sociedad Beaujour; don
Pablo Albera, nuestro Inspector, pasará a
explicarle claramente las simples formalidades que
hay que cumplir.
Siempre llevo conmigo el dulce recuerdo de la
amabilidad, deferencia y liberalidad que tantas
veces me ha dispensado y singularmente durante los
días que tuve el honor y la satisfacción de estar
con usted en Tolón.
Bien entendido, señor Conde, que, cuanto
escribo a usted, entiendo referirlo también a la
señora condesa Colle, a quien podemos
verdaderamente llamar en estos momentos caritativa
Madre de los Salesianos. En sus casas y en medio
de sus ocupaciones no dejarán de pedir al Señor
por su buena salud.
Que Dios le bendiga y la Santísima Virgen le
proteja siempre, tenga a bien rezar por mí, que,
con toda gratitud, seré suyo en J. C.
Valence, 5 de abril de 1883.
Su
atento y seguro servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
P. D. Don Camilo de Barruel le escribirá
algunas noticias detalladamente. En Turín y en San
Benigno se ha recibido con entusiasmo la noticia
de que, para el próximo año, o mejor, durante el
próximo otoño, tendrán, gracias a su caridad, una
nueva casa para los hijos de María 1.
1 La carta de don Camilo de Barruel es ésta:
Valence, 5 de abril de 1883
Querido señor Conde:
Don Bosco salió de Marsella el lunes por la
tarde. Una oportunidad nos permitió tomar el
rápido y fuimos en dos horas de Marsella a Aviñón,
sin parar en las estaciones intermedias.
Un gentío inmenso esperaba a don Bosco en la
estación y, para librarlo del agolpamiento de toda
aquella gente, se le hizo pasar por la fonda de la
estación; gracias a esta medida de precaución,
pudo subir tranquilamente al coche; cuando las
personas que esperaban del otro lado advirtieron
que esperaban inútilmente, se echaron a correr
tras el coche, algunas por lo menos; era un
espectáculo que movía a risa, pero daba
satisfacción ver aquella nueva manifestación de
entusiasmo y afectuosa veneración.
Don Bosco se apeó a la puerta de un gran
establecimiento de ornamentos de iglesia. Todo el
almacén, que es muy largo, estaba lleno de
personas alineadas en dos filas y a la espera de
que pasara don Bosco por el medio para darles su
bendición.
Al día siguiente por la mañana, don Bosco
celebró la misa en el convento de las Damas del
Sagrado Corazón, donde está mi hermana Berta como
religiosa.
Después de la misa, don Bosco se encontró
literalmente bloqueado por una multitud de Damas
que querían una bendición particular y la
satisfacción de decir la palabrita de rigor.
Don Bosco, a instancias del señor Arcipreste,
cura párroco de San Agrícola, se vio obligado a
predicar un sermón el martes a las cuatro de la
tarde en su gran iglesia. Estaba ésta llena de
gente.
La jovencita Almaric, que el día anterior
estaba a punto de muerte, se encontró mucho mejor
después de recibir la bendición de don Bosco y
quiso asistir a su misa; llegó sostenida por dos
personas; y, al marcharse, caminaba por sí sola;
hemos sabido después que se mantuvo la curación.
El viernes reanudo en Tain la carta
interrumpida en Valence.
Me resulta casi imposible escribir seguido
cualquier cosa.
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