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La negociación de nuestro asunto en Roma está
en el despacho del cardenal Jacobini, que me da la
cosa como hecha, pero ROMA ES ETERNA, se dice,
incluso para el despacho de los asuntos.
Don Pedro Perrot me escribe a menudo sobre
usted y su Señora. Las obras de La Navarre marchan
muy bien y espero que podamos ir a hacer una
visita para ver los trabajos los dos juntos y
pasar un día con nuestros huérfanos. Dígaselo a la
señora Colle.
Dios les bendiga, a usted, mi querido
Caballero, y a su ((**It16.678**))
respetable Señora Colle; que Dios les conserve a
los dos en buena salud y en su santa gracia mucho
tiempo.
Tenga la bondad de rezar por mí y por toda mi
numerosa familia, y permítame ser siempre en J. C.
Turín, 30 de diciembre del 81.
Su humilde servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
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Muy querido y respetable amigo:
Hubiera debido escribirle antes, pero deseaba
darle noticias algo positivas.
Estoy en Roma. He visto al Padre Santo, con
quien he hablado por algún tiempo de usted y su
Señora. Le referí sus donativos para la iglesia
del Sagrado Corazón y para La Navarre, la
colocación de la primera piedra y las otras obras
de caridad a que usted y su esposa se han
dedicado. Me escuchó con paternal bondad y después
me encargó les comunicara su bendición apostólica
y me aseguró que rezaría por su salud y por su
paciencia y perseverancia en la gracia de Dios.
Finalmente añadió:
->>Y la condecoración que ha pedido?
-Padre Santo, le contesté, la estoy esperando.
->>Pero, cómo es eso? íQué descuido! Id
enseguida al cardenal Jacobini y él os dirá qué ha
sucedido.
El cardenal Jacobini, Secretario de Estado de
Su Santidad, me recibió enseguida, pidió perdón, y
me aseguró que, antes de que yo salga de Roma, se
me entregara el Breve, que espero presentarle en
Turín. En Turín, Señor y Señora, en Turín para la
fiesta de María Auxiliadora. Espero que podremos
entretenernos allí con nuestros asuntos.
Que Dios le bendiga, caritativo amigo, y, con
usted, a la señora Colle y le conceda la gracia de
vivir en paz y en santidad en la tierra y llegar
un día al Paraíso. Así sea.
Le suplico que rece por mí que, con sincera
gratitud, siempre seré en N.S.J.C.
Roma, 2 de mayo de 1882.
Porta S. Lorenzo 42.
Su humilde servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
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