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((**Es16.522**) I Benemérita señora Cesconi: La bondad de la mamá compensa ampliamente la imposibilidad de Víctor. El estudia para sus exámenes; que Dios le bendiga y María sea siempre para él Sedes sapientiae. ((**It16.633**)) Le agradezco la hermosa carta que me escribe y los cristianos augurios que me hace. Que Dios le escuche y pueda yo salvar mi alma. Rezaré y los exámenes de Víctor tendrán éxito, tanto más cuanto que usted promete un donativo para nuestras muchas necesidades, si sale bien de ellos, como espero. Una piadosa señora de Preglia, domiciliada en Turín, me entregó esta mañana veinte liras de su parte para el Bolelín Salesiano. Se lo agradezco. El Boletín, las misiones, nuestra congregación, marchan muy bien. Ayer hemos abierto otra casa en Lucca, hoy en Chieri, el lunes en Marsella. Que Dios nos ayude a corresponder a sus gracias y haga de nuestro querido Víctor un apóstol de J. C. Turín, 28-6-78 Su seguro servidor, JUAN BOSCO, Pbro. L Muy apreciada señora Cesconi: Mis ojos empiezan a ir mejor, y por eso reanudo la acostumbrada correspondencia con los amigos de Toulouse. Gracias a usted y al querido Víctor por los cordiales augurios, que me enviaron con ocasión de mi día onomástico y para este pobre sacerdote que no tiene más mérito que el de su bondad y caridad. Trataré de corresponder con especiales oraciones, para que ambos disfruten de buena salud largos años, a fin de que su hijo Víctor obtenga buen resultado en los próximos exámenes. El día ocho del pasado abril estaba yo camino de Roma, pero me he encontrado en Turín su carta con los cincuenta francos; ahora recibo otros veinte por medio de la señora Magdalena Ragazzoni. íCuántos motivos para estarle agradecido! Dios se lo pague como merece. También yo deseo poder honrar a usted en persona y volver a ver al pequeño amigo Víctor Cesconi que ya se ha hecho mayor. Antes de mediados de agosto, no tengo ningún asunto que me aleje de Turín y, si ustedes pasan por esta ciudad, es indispensable que se paren aquí para hablar un poquito en nombre del Señor. Pero bueno será que, algún tiempo antes, me indique su itinerario para tratar de encontrarme en el punto del camino desde donde menos tenga que andar usted. Hace un año hemos abierto una casa para muchachos pobres en Marsella: se multiplicó y ahora ya son tres. Ruego cada día en la santa misa por usted, por su hijo y por su señora madre. Dios los bendiga a todos y los conserve en su santa gracia. ((**It16.634**)) Por último, me encomiendo con mis pobres muchachos a la caridad de sus (**Es16.522**))
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