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puesto obstáculos a los derechos de la Santa
Sede>>. En aquel <> también se incluye a
Rosmini. Pues bien, esta aserción, más que
inverosímil, debe calificarse de falsa. Por
aquellos años, Rosmini había entrado valientemente
en liza para defender los derechos de la Iglesia
con algunos escritos acerca de la Constituyente,
sobre el matrimonio, sobre las Cuestiones
político-religiosas del día; para salvar el poder
temporal del Papa había propuesto y patrocinado la
confederación de los Estados italianos, y >>se
puede creer que, en aquel banquete, haya olvidado
y desmentido todo esto y se haya puesto a la zaga
de los demás en aquellos juicios menos rectos?
La relación sigue diciendo que don Bosco
callaba, que Rosmini hizo ademán de parar,
diciendo a Bonghi que estaba don Bosco presente, y
que Bonghi contestó: <>. Respuesta insolente; pero Bonghi,
aunque joven ardoroso, era por lo menos de buena
crianza, y parece muy poco verosímil que soltara
aquellas palabras, oídas por don Bosco mismo.
En cuanto al resto de la relación, si es verdad
lo que se narra de las francas palabras dichas a
Farini, que son de suyo muy verosímiles (digo esto
porque aquí la duda no cae en modo alguno sobre la
cristiana fortaleza de don Bosco, sino sobre todo
el conjunto de este relato), si es verdad, pues,
lo que se refiere de las francas palabras que dijo
don Bosco a Farini, merece, sin duda, alabanza el
Venerable; pero es completamente inverosímil que
no haya tenido a Rosmini como compañero en su
franqueza. Rosmini, que había tenido valor para
reprochar a los ministros de Carlos Alberto su
conducta hostil a la Iglesia y al Papa 1, y había
roto, por este motivo, toda relación con el conde
de Cavour, y estuvo a pique de romper su amistad
con el marqués Gustavo, su hermano 2, habría
tenido ciertamente no menos que don Bosco el valor
de decir la verdad a Farini y a cualquier otro.
Por último, la narración termina así: <>. íY
Tommaseo no estaba presente!
El hacerle estas observaciones, ilustre señor
Director, en torno a aquel artículo de la Scuola
dei Fatti, me pareció un deber para mí, atendiendo
el cargo que me confió la Providencia. Cumplo este
deber algo tarde, porque tarde conocí y leí el
artículo, y también, después de leerlo, muchas y
graves ocupaciones me obligaron a diferir
escribirle hasta el día de hoy. Y hoy que, por
fin, le he escrito, ((**It16.616**)) espero
que no lo habré hecho inútilmente, por lo que
espero confiadamente de su bondad y lealtad que al
menos se haga en el periódico alguna mención sobre
las inexactitudes que hay en ese artículo respecto
a Rosmini.
Tengo, además, otro deber, que no me resulta
pesado, sino muy grato, y es agradecerle el otro
artículo de la Scuola dei Fatti, que sigue
inmediatamente al primero (con el que, dicha sea
la verdad, sintoniza poco) y coloca en su luz
verdadera, en la que, sin duda, le está reservada
en el futuro, a la noble y santa figura de A.
Rosmini.
Con el más sincero aprecio me profeso
su atento y
seguro servidor en J. C.,
BERNARDINO BALSARI, Pbro.
P. Gen. del
Instituto de la Caridad 3
Roma (8), S. Carlo al Corso, 13 de febrero de
1923
1 Véase Vita citada, Vol. II, pág. 159.
2 Véase Pagani, O. C. pág. 165.
3 El padre Balsari, al enviar esta copia,
rectifica otra aserción contenida en el Vol. IV,
pág. 119, donde se dice que el can. Gastaldi hizo
el noviciado en Stresa, pero que <> y lo enviaron a
Inglaterra <>. Escribe el padre
(**Es16.506**))
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