((**Es16.50**)
Quaerite et invenietis. (Buscad y
encontraréis).
Dios nos bendiga a todos.
Marsella, 10 de marzo de 1883.
Afmo. amigo,
JUAN BOSCO, Pbro.
El veintinueve fue el día de los Cooperadores
1. Después de la misa, don Bosco bendijo una
bonita estatua de María Auxiliadora, donativo de
una piadosa familia marsellesa y destinada a la
capilla del Oratorio. Después del sagrado rito, se
congratuló con los devotos presentes por la fe que
veía en Marsella no sólo en los pobres, sino
también en la nobleza; lo mismo en las mujeres,
que en los hombres; alabó su frecuente recepción
de los sacramentos y les exhortó a la
perseverancia y confianza en María Auxiliadora. El
Obispo presidió la reunión de la tarde; los
últimos en llegar no encontraron sitio ni en los
aledaños de la capilla. Don Bosco, después de una
introducción de ocasión, informó al auditorio del
estado de las casas salesianas de Francia,
siguiendo el orden en que las había visitado.
Habló naturalmente en francés. El abate Mendre,
que había sido nombrado párroco de San Trófimo, y
ya no pudo redactar su relación, hablando con don
Pablo Albera después de la reunión, sobre la
conferencia de don Bosco, le dijo:
-La elocuencia de don Bosco no es la de los
demás. Sí, habla diferente, pero gusta siempre.
Empezó, pues, a hablar de Niza.
En Niza me encontré con una casa recién
construida para las hermanas dedicadas al colegio;
un local idóneo para la instalación de algunos
talleres más y una capilla para las funciones
religiosas. Estas construcciones permitieron que
el número de alumnos pasara de los cien a los
doscientos. Cien muchachos más que se imponen en
un oficio, adquieren los elementos de las letras y
las ciencias y aprenden a conocer y amar a Dios,
es algo muy consolador.
((**It16.49**)) De Niza
pasé a La Navarre, cerca de Tolón. Allí, como
sabéis, hemos recogido huerfanitos campesinos
desamparados; es una escuela agrícola, que ya ha
producido buenos frutos y se prepara para
producirlos mejores. El año pasado no había más
que una vieja casucha que amenazaba ruina. Era
menester una reparación urgente. Faltaban los
medios; sin embargo, con la confianza puesta en
Dios, se bendijo la primera piedra de un edificio
nuevo y amplio, con capacidad para más de ciento
cincuenta muchachos. Ya está terminado y quien,
como yo, viera el año pasado lo que allí había y
contemple lo que actualmente hay, quedará admirado
y tendrá que dar gracias al Señor que tan
visiblemente nos ha protegido.
1 Circular de invitación en el Apéndice, doc.
núm. 19.(**Es16.50**))
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