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santidad, para esta perfección no hay tiempo más
oportuno, ni ocasión más propicia que los días de
estos ejercicios espirituales. Así pues,
cualquiera que sea el estado en que uno se
encuentre, necesita los ejercicios; el pecador
para convertirse, el tibio para enfervorizarse, el
justo para perseverar en el bien. Ahora bien, si
todos necesitamos hacer los ejercicios, importa, y
mucho, sin duda, hacerlos bien; y, con esto, hemos
llegado al segundo punto de nuestra plática, a
saber:
Medios para hacer bien los ejercicios.
Introducción a los santos ejercicios
espirituales.
30 de noviembre de 1843.
C
Minuisti eum
paulo minus ab angelis
Sal 8
El que entra en un jardín para elegir una flor,
apenas ve una que le gusta, tiende la mano para
cortarla; mas, sin en el momento de arrancarla, ve
otra más bonita que la primera, corre con ansias a
hacerse con ella; pero he aquí que otra más bella
todavía, se presenta ante sus ojos: observa
entonces acá y allá para determinar cuál de ellas
debe tomar y advierte que todo el jardín despide
fragancia y que, por todas partes, arriba y abajo,
el jardín está cubierto de cándidas rosas, blancas
azucenas y otras flores a cual más hermosas. Aquel
buen viajero quisiera tomar una y no dejar la
otra; y, siempre con la duda de cuál elegir, se
encuentra casi obligado a decir: todas estas
flores son bonitas, quisiera llevármelas todas,
pero no puedo; >>voy a marcharme sin ninguna?
Así me quedo yo también, cuando quiero escoger
una de las virtudes que adornan al incomparable
héroe, cuya fiesta celebráis hoy, al santo que
tanto me gusta y tanto queréis vosotros... San
Luis Gonzaga. Sus muchas y excelentes virtudes
desfilan ante mí; ((**It16.606**))
quisiera hablar de una, mas sin dejar la otra, y
me veo por tanto confuso y obligado a exclamar con
el real profeta que las virtudes de Luis son
tantas y su gloria es tan grande que poco le queda
de lo mortal y caduco para poder contarle y
gloriosamente alinearle entre los coros de los
ángeles: minuisti eum paulo minus ab Angelis.
>>Tendremos, pues, que enmudecer del todo ante
sus luminosas y grandes virtudes? De ningún modo,
porque a mí me gusta mucho hablar de este santo, y
a vosotros oír hablar de él. No puedo decirlo todo
y quisiera decirlo todo; por tanto, os diré un
poco de todo; os presentaré un retrato de la vida
de San Luis y veréis en él un espejo de virtudes,
un verdadero ejemplar, un guía a seguir para el
que quiera hacerse santo. >>Queréis también
vosotros haceros santos? Fijaos cómo lo hizo San
Luis y os servirá de norma y ejemplo.
El angelito Luis nació, el día 9 de marzo de
1568 1, en Castiglione, castillo del Ducado de
Mantua, lindante con nuestro Piamonte. Su padre,
Fernando Gonzaga, era príncipe y señor del país;
su madre, Marta, descendía de los condes Tana de
Santena, de las cercanías de Chieri. Quiso Dios
demostrar desde niño quién sería un día Luis.
Dicen que, siendo todavía un bebé, cuando sus
nodrizas u otros lo tomaban en brazos o lo
llevaban al cuello y lo besaban o lo estrechaban
al seno, sentían cierta fragancia, mezclada con
tal reverencia que les parecía tener en sus brazos
un ángel del
1 Aquí don Bosco escribió al margen <>.
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