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((**Es16.498**) santidad, para esta perfección no hay tiempo más oportuno, ni ocasión más propicia que los días de estos ejercicios espirituales. Así pues, cualquiera que sea el estado en que uno se encuentre, necesita los ejercicios; el pecador para convertirse, el tibio para enfervorizarse, el justo para perseverar en el bien. Ahora bien, si todos necesitamos hacer los ejercicios, importa, y mucho, sin duda, hacerlos bien; y, con esto, hemos llegado al segundo punto de nuestra plática, a saber: Medios para hacer bien los ejercicios. Introducción a los santos ejercicios espirituales. 30 de noviembre de 1843. C Minuisti eum paulo minus ab angelis Sal 8 El que entra en un jardín para elegir una flor, apenas ve una que le gusta, tiende la mano para cortarla; mas, sin en el momento de arrancarla, ve otra más bonita que la primera, corre con ansias a hacerse con ella; pero he aquí que otra más bella todavía, se presenta ante sus ojos: observa entonces acá y allá para determinar cuál de ellas debe tomar y advierte que todo el jardín despide fragancia y que, por todas partes, arriba y abajo, el jardín está cubierto de cándidas rosas, blancas azucenas y otras flores a cual más hermosas. Aquel buen viajero quisiera tomar una y no dejar la otra; y, siempre con la duda de cuál elegir, se encuentra casi obligado a decir: todas estas flores son bonitas, quisiera llevármelas todas, pero no puedo; >>voy a marcharme sin ninguna? Así me quedo yo también, cuando quiero escoger una de las virtudes que adornan al incomparable héroe, cuya fiesta celebráis hoy, al santo que tanto me gusta y tanto queréis vosotros... San Luis Gonzaga. Sus muchas y excelentes virtudes desfilan ante mí; ((**It16.606**)) quisiera hablar de una, mas sin dejar la otra, y me veo por tanto confuso y obligado a exclamar con el real profeta que las virtudes de Luis son tantas y su gloria es tan grande que poco le queda de lo mortal y caduco para poder contarle y gloriosamente alinearle entre los coros de los ángeles: minuisti eum paulo minus ab Angelis. >>Tendremos, pues, que enmudecer del todo ante sus luminosas y grandes virtudes? De ningún modo, porque a mí me gusta mucho hablar de este santo, y a vosotros oír hablar de él. No puedo decirlo todo y quisiera decirlo todo; por tanto, os diré un poco de todo; os presentaré un retrato de la vida de San Luis y veréis en él un espejo de virtudes, un verdadero ejemplar, un guía a seguir para el que quiera hacerse santo. >>Queréis también vosotros haceros santos? Fijaos cómo lo hizo San Luis y os servirá de norma y ejemplo. El angelito Luis nació, el día 9 de marzo de 1568 1, en Castiglione, castillo del Ducado de Mantua, lindante con nuestro Piamonte. Su padre, Fernando Gonzaga, era príncipe y señor del país; su madre, Marta, descendía de los condes Tana de Santena, de las cercanías de Chieri. Quiso Dios demostrar desde niño quién sería un día Luis. Dicen que, siendo todavía un bebé, cuando sus nodrizas u otros lo tomaban en brazos o lo llevaban al cuello y lo besaban o lo estrechaban al seno, sentían cierta fragancia, mezclada con tal reverencia que les parecía tener en sus brazos un ángel del 1 Aquí don Bosco escribió al margen <>. (**Es16.498**))
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