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felicidad; porque está ya decretado que ni
adúlteros, ni fornicadores, ni libertinos
deshonestos poseerán el reino de los cielos. Es
más, después de hacerles comprobar que en este
mundo no tienen paz, los exterminaré de la haz de
la tierra con mi vengadora espada y los condenaré
al mayor de los suplicios, para gemir y rechinar
los dientes en las desoladoras llamas de la
eternidad del infierno: quod si nolueritis, et me
ad iracundiam provocaveritis, gladius devorabit
vos, quia os Domini locutum est. >>Y en qué lugar?
ubi vermis eorum non moritur et ignis non
extinguitur. íAh, por un inmundo placer perder un
bien tan grande y ganarse un mal tan grande!
Meditadlo.
B
Venite ad me
omnes, qui laboratis
et onerati estis, et ego reficiam vos.
Mt 11
Nuestro Divino Redentor, que bajó del cielo a
la tierra para llevar a los hombres la palabra de
vida eterna, al ver un día gran muchedumbre que,
ansiosa de escucharle, le seguía, exclamó: gracias
os sean dadas a Vos, Padre mío celestial, ((**It16.602**)) que
ocultasteis vuestros secretos a los sabios del
mundo y los revelasteis a vuestros humildes
seguidores. Después, con actitud muy sencilla y
modesta, rostro afable y sonriente, con voz muy
amable, dijo a las turbas:
-íVosotros que me seguís, no temáis que mi yugo
sea pesado y molesto, porque, al contrario, es
ligero y suave; y si ahora os sentís débiles y
cansados, venid a mí, y yo aliviaré vuestro
cansancio, os daré fuerzas!: venite ad me omnes
etc.
Estas palabras, aunque vayan dirigidas a todos
los hombres, porque todos estamos sujetos a muchas
miserias en este valle de lágrimas, sin embargo,
se consideran dirigidas de manera particular a los
que desgraciadamente se encuentran en pecado. íAh!
Me parece oír esta tarde la voz del amabilísimo
Salvador que se deja oír y dice a cada uno de
nosotros:
-Venid a mí todos los que tenéis alguna
tribulación, yo os aliviaré y os daré nuevas
fuerzas, venite ad me omnes. Ven tú, que ya hace
tanto tiempo vacilas en dejar el camino del mal;
ven, ya no eres tú quien me busca, soy yo quien te
requiere; esperabas un momento favorable, una
ocasión propicia; éste es el tiempo, ésta es la
ocasión en que te llamo: venite ad me omnes, etc.
Ya comprendéis perfectamente, oyentes
amadísimos, que estamos para comenzar los santos
ejercicios espirituales, que es precisamente lo
que esta tarde os anuncio; y no quisiera de ningún
modo que estas palabras ejercicios espirituales,
fuesen para algunos motivo de triste aprensión,
antes al contrario, quiero que sean para todos
palabras de alegría, de satisfacción; y quedaréis
completamente convencidos de esto cuando hayáis
considerado conmigo: 1.° Los motivos que nos deben
mover para hacer los ejercicios; 2.° Los medios
para hacerlos bien. Estos serán los dos puntos que
vamos a considerar en nuestra plática.
Escuchadme, mientras tanto, Vos, querido Jesús
mío, yo emprendo estos santos ejercicios sólo para
provecho de las almas de mi prójimo y para vuestra
mayor gloria. Por otra parte, yo sé que no soy más
que una miserable criatura, un pobre pecador; por
tanto, pongo mi causa en vuestras manos; yo haré
cuanto está en mi parte, contando que Vos me déis
vuestra ayuda. Moved Vos el corazón de los que
vengan a escuchar vuestra divina palabra que no la
mía; guiad mi lengua, enardeced mi corazón
(**Es16.495**))
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