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((**Es16.489**) ((**It16.594**)) DOCUMENTOS Y HECHOS ANTERIORES 1 Tres sermones de don Bosco Los hemos descubierto recientemente en tres cuadernitos de papel muy ordinario. Es imposible determinar la fecha del primero, sobre la deshonestidad. A juzgar por el estilo, parece todavía próximo a su primera forma, que después repudió. Parece que lo compuso cuando ya estaba establecido en Turín; puesto que, habiendo dicho de un joven que quería ir a Turín, no dice a continuación que <>, sino que <>. El segundo está totalmente terminado. Es una introducción para la práctica de los ejercicios espirituales, realizados tal vez por el pueblo; en efecto, alude a hermanos y hermanas pecadores. Se ve claramente que tenía la intención de añadir lo que falta, pero, después de dejar cuatro páginas en blanco, escribió en la quinta: Introducción a los santos ejercicios espirituales. 30 de noviembre de 1843. El tercero es un panegírico de San Luis. para los jóvenes, al parecer estudiantes, pues dice que Luis estaba en las mismas ocupaciones que sus oyentes. En la segunda página, donde dice que San Luis nació en 1568 hay una llamada, que envía a una anotación al margen: hace doscientos setenta y seis años. Por consiguiente, la fecha probable de la redacción es el 1844. Decimos probable, sin excluir la hipótesis de que este cálculo haya sido hecho una de las veces que pudo repetir el panegírico. A PRIMERA PARTE Non moecháberis (no fornicarás) Ya en la ley antigua había sido prohibida toda acción que pudiese inducir al siempre execrable vicio de la deshonestidad. Pero llegado después el Hijo de Dios a la tierra para poner el último complemento a toda ley, no sólo confirmó lo que estaba escrito; sino que añadió que quienquiera que con ((**It16.595**)) ojo impuro y con corazón perverso, se hubiese permitido mirar a otro, ya era reo del mismo delito. Dictum est antiquis, iba clamando, non moecháberis; ego autem dico vobis: quicumque viderit mulierem ad concupiscendam eam, iam moechatus est eam in corde suo. El apóstol Pablo, reflexionando profundamente en el rigor del precepto y en la fealdad de la materia prohibida, quiso que ni siquiera fuese nombrada entre los cristianos. íPero oh, tiempos ya idos, oh costumbres desgraciadas las de nuestros días! Casi ya no hay conversación en la que este vicio no tenga lugar, no hay banquete donde la deshonestidad no ocupe el primer puesto; no hay calle, plaza, campo ni pradera; no hay flor de honestidad, que no sea ensuciada con alguna obscenidad. >>y qué se creen, pues, los tales? ííOh!! Los libertinos se defienden. >>Acaso es un mal tan grande condimentar el recreo con una palabra picante, un poco libre? >>Es un mal tan grande caer en naturales fragilidades, en conclusión, es un mal cometer... alguna sensualidad...? íDios mío! >>Que esto no es un gran mal? >>Acaso el pecado es una acción indiferente? >>Son quimeras las leyes divinas y humanas? >>Vendrá a ser el (**Es16.489**))
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