((**Es16.480**)((**It16.584**))
C
Prefectura y prefecto
apostólico
DECRETO
Habiendo parecido bien a la Sagrada
Congregación puesta al frente de la propagación
del Cristianismo, a fin de difundir la fe católica
en las regiones de Patagonia, convenir que se
erigiese allí una Prefectura Apostólica, los
Eminentísimos y Reverentísimos Padres de la misma
Sagrada Congregación en la Junta General habida el
día 27 de agosto de 1883, juzgaron y determinaron
que dicha Prefectura se erigiese en la parte
meridional de Patagonia, que abarca las islas
Malvinas y las islas que existen junto al estrecho
de Magallanes. Sin embargo, no se pueden al
presente determinar los límites de esta
Prefectura, puesto que esta Región no está
explorada todavía en todas sus partes.
Para lo cual, los Eminentísimos y
Reverendísimos Padres mandaron publicar el
presente Decreto.
Dado en Roma en la Sede de la Sagrada
Congregación para la Propagación de la Fe el día
16 de noviembre de 1883.
>> JUAN
Card. SIMEONI, Prefecto
Arzobispo Tyren, Secretario
86
Carta de don José Vespignani a don
Bosco
San
Carlos, 6 de julio de 1883
Muy reverendo y amado Padre:
Nuestro querido Inspector tiene la apetecida
suerte de presentarse a usted, Veneradísimo entre
los Padres, y lleva consigo todos nuestros
corazones para abrirlos de par en par, por así
decirlo, ante usted, decirle que nosotros, tan
distantes de su querida persona, somos, sin
embargo, siempre sus hijos afectísimos, y no
podemos perderlo de vista ni un momento. Nosotros
estamos con usted en Turín, le hemos acompañado
varias veces a Roma, le hemos festejado en Francia
y en París y mil veces al día bendecimos al Señor
que nos lo quiso dar como Padre. íOjalá fuéramos,
al menos, dignos hijos! Hace algún tiempo que
Jesús por intercesión de María, me pone en el
deseo de ello, y es precisamente para obtener una
especial bendición de usted, mi querido Padre, por
lo que le escribo la presente. Quiero ser buen
salesiano; quiero tener su espíritu hasta donde lo
aguantan mis escasas fuerzas; quiero vivir y morir
por nuestra querida madre la Congregación, y para
este fin me sacrifico como víctima en unión de
((**It16.585**)) Jesús
por el bien de la juventud en general y,
especialmente, por aquéllos que nos confía la
Divina Providencia para ayudarlos a salvarse.
Quiero esforzarme para adoptar, a imitación suya,
el espíritu de caridad y de dulzura, venciendo las
dificultades del natural, de la costumbre y de los
prejuicios del amor propio, que son tantos por
desgracia. Y todo esto lo prometo en sus manos, mi
reverendo Padre, ante el corazón amabilísimo de
Jesús y ante María Santísima Auxiliadora, lo mismo
que un día profesé mis votos en sus manos y como
complemento
(**Es16.480**))
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