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eso lo dice todo. Vosotros habéis querido hacer
más y yo me alegro con vosotros: habéis progresado
en música desde el año pasado. Quiero creer que
también habéis progresado en bondad y en saber.
Seguid creciendo en gracia y en salud ante Dios y
ante los hombres y... procurad que no os falten
nunca las ganas de comer.
En las primeras horas de la tarde del día siete
bendijo solemnemente el nuevo edificio y después
llevó a cabo otra ceremonia. La capilla, que
habían tenido hasta entonces, no bastaba para el
crecido número de muchachos. Precisamente en
previsión de esta insuficiencia, en mayo del 1882,
había propuesto al conde Colle la necesidad de
resolver solícitamente esta necesidad y el Conde
le ((**It16.46**)) había
prometido para este fin un donativo de veinte mil
francos; por lo cual se decidió, sin más,
construir una iglesia decorosa y capaz. Así pues,
ya estaban concluidos los preparativos, de suerte
que pudo bendecir la primera piedra. Hacía aquel
día muy mal tiempo; sin embargo asistieron a la
doble función los más insignes bienhechores de la
casa 1.
El ocho de marzo, después de misa, entre las
lágrimas y los vítores de sus queridos hijos,
salía el buen Padre hacia HyŠres 2 y Tolón. Fue,
durante unos días, huésped muy codiciado de los
condes Colle, a quienes contó las tres horas de
tren pasadas en conversación con su hijo Luis,
fallecido dos años antes 3.
Durante su vida, sostuvo don Bosco diversas
conversaciones con fundadores y fundadoras de
Congregaciones religiosas. En Tolón se encontró
con un joven, que llegó a ser el padre Félix
Rougier, que vive todavía en Méjico, donde ha
fundado la Congregación del Espíritu Santo. El año
1878, tenía él dieciocho años y era novicio de los
Maristas en Lyon, pero una llaga en la muñeca
derecha, rebelde a toda cura, le obligó a volver a
su casa. Cinco años después tenía todo el brazo
que no era más que piel y hueso. La madre, que
veneraba mucho a don Bosco, lo presentó al Santo
en Tolón, pidiéndole que lo bendijese y le
obtuviese la curación para que pudiera hacerse
sacerdote. El joven se arrodilló ante él. Don
Bosco tomó su cabeza entre las manos, rezó una
breve oración y le bendijo. El efecto fue
inmediato,
1 Véase el doc. núm. 18 del Apéndice, sobre una
visita recibida por don Bosco en La Navarre.
2 Bulletin Salésien de agosto de 1885. El único
recuerdo de este paso por HyŠres es la carta de
Isabel Guille, la cual escribió a don Bosco el 15
de noviembre de 1883, desde París: <>.
3 Véase vol. XV, pág. 86.(**Es16.48**))
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